jueves, 17 de septiembre de 2020

Profesores Tóxicos

 

Profesores tóxicos


No existe el profesor perfecto, porque todos somos seres humanos y en muchos momentos de la vida podemos llegar a equivocarnos. Sin embargo, dichos fallos o errores pueden conducir en algunas ocasiones a ser lo que se conoce como un profesor tóxico, ya sea por causas personales, por malas decisiones o por el proceso social y educativo del entorno. Es importante analizar las actitudes o circunstancias que pueden conducir a dicha definición y no juzgarlas, sino procurar corregirlas o evitarlas con el fin de buscar mejorar siempre el sistema educativo de manera positiva. Y si esto puede lograrse haciendo pequeños cambios en el comportamiento o en la forma de dar clases, seguro que merecerá la pena el esfuerzo.

Comportamientos típicos de profesores tóxicos

1.      Su vocación no es la de enseñar en el aula

Muchas personas pueden sentirse en un momento dado atraídas por la educación, pero no necesariamente esto significa que se tenga una verdadera vocación para enseñar en aula. Si estar con los alumnos, emocionarse por su aprendizaje, buscar ideas para hacer que las materias y los mensajes lleguen o preocuparse por los problemas del alumnado más allá del aula, son comportamientos que cuesta tener, podría pensarse que esa persona no tiene vocación de maestro/a. Esto no significa, sin embargo, que esa persona no pueda ofrecer un gran aporte a la educación, sino que tal vez esté en el lugar equivocado y su profesión pueda terminar agobiándola o dañándola de algún modo. Si es tu caso, medita si tu verdadera vocación es estar en aula o no.

2.      Tiene un pensamiento rígido en la forma de educar

Si te cuesta aceptar nuevas formas educativas y las propuestas de tus propios alumnos y colegas las ves más como insultos que como una oportunidad de mejorar, podrías estar sufriendo lo que se conoce como pensamiento rígido. Un profesor que no se abre a los nuevos pensamientos y a la innovación, podría ser un profesor tóxico.

3.      Comportamiento a la defensiva de forma constante

Tener un comportamiento a la defensiva indica que siempre se cree que, alumnos, representantes, colegas y/o directivos le están atacando a uno. Este comportamiento evita el desarrollo de la empatía, una habilidad necesaria en la escuela para motivar el aprendizaje de los alumnos. ¡Huye de él!

4.      Poca preparación o habilidad para transmitir conocimientos

Si eres de los que gasta mucho tiempo pensando en el conocimiento que vas a transmitir, y poco o nada de tiempo en la forma en que vas a enseñar, podrías estar acercándote a un comportamiento tóxico. Para que el conocimiento llegue a las personas es necesario preparar todos los sentidos del receptor del aprendizaje.

5.      Creer que todos los alumnos aprenden de la misma manera

Están quienes tienen más facilidad para aprender de forma visual, quienes disfrutan escuchando una buena historia para aprender o quienes prefieren ver la vida a través de la lectura. Pensar que todos aprenden de la misma manera puede convertirte en un profesor tóxico. Preocúpate por facilitar diversos modos de aprendizaje a tus alumnos.

La relación entre docentes y estudiantes es uno de los pilares del proceso de aprendizaje. Los profesores pueden marcar una gran diferencia en la vida de los jóvenes; no solo desde el punto de vista académico, sino también personal; ya que pueden llegar a ser toda una fuente de inspiración. Sin embargo, hay docentes que terminan convirtiéndose en una influencia negativa. Entérate cómo identificarlos y qué hacer con ellos.

Lamentablemente, hay docentes qué en vez de ser un valor agregado a la formación, terminan siendo una molestia, y hacen tanto daño a los estudiantes, como a la institución para la que trabajan.

Son muchas las actitudes que pueden reflejar la existencia de un comportamiento tóxico en un profesor con respecto al aprendizaje positivo y, el mejor consejo para alejarse de toda esa toxicidad y negatividad es nunca dejar de actualizarse. Por ello cada día muchos maestros y profesores publican sus formas de hacer las cosas en libros, blogs, páginas webs…, aquellas que les están dando buenos resultados y pueden serle de utilidad a otros. Mantente siempre al día con todos estos avances y no dejes que el paso del tiempo o el cansancio te terminen convirtiendo en un profesor tóxico.

 

 

 


 

Veamos que el docente tóxico es aquel que…

1. Dice que Siempre se ha hecho así. Odio oír esta frase. Lamentablemente se trata de una frase muy repetida y común en determinados docentes. Creo que transmite una idea de la Educación muy equivocada, ya que fomenta el inmovilismo y la falta de innovación. Siempre desconfío de las personas que pronuncian esta frase cuando se les hace algún tipo de propuesta. Suelen ser docentes que llevan largo tiempo en un mismo centro educativo y desempeñando una mima labor. Con esto no quiero decir que lo que funciona en un centro deba cambiarse. Simplemente digo que hay que tener la visión de que incluso aquello que fusiona, tal vez es posible que funcione incluso mejor, y aquello que no funciona, tal vez es conveniente sustituirlo por algo que creamos que puede ser mejor.

2. Propone, pero no dispone. El docente tóxico suele ser muy dado a realizar propuestas, pero a pedir a otros compañeros que las lleven a cabo. Se trata de un tipo de docente que al principio da un paso adelante para, a continuación, dar dos pasos atrás. Reconozco que en algunos momentos me he dejado llevar por esta mala praxis. Se trata de un docente de palabra y de escasa acción. No suele ser consciente del trabajo implícito que supone una propuesta, por acertada que sea. Al respecto, suele ser muy común en los claustros y reuniones de equipos docentes. También es muy frecuente en sesiones asamblearias.

3. Explica mucho y enseña poco. El docente tóxico entiende la Educación como una mera transmisión de conocimientos. Es un profesor que explica de forma unidireccional. Puede ser que explique bien, pero no enseña. Puede que sea un buen especialista en la materia que imparte, pero le falta pedagogía a la hora de afrontar una sesión lectiva. Se trata de un docente que se preocupa por hacer una buena clase, pero no invierte el mismo tiempo en pensar cómo podrá enseñar aquello que sabe para que llegue a todos sus alumnos.

4. No mira a los ojos de la gente. El docente tóxico no mira a los ojos de la gente. Es un docente que se relaciona poco y mal con sus compañeros, bien porque no le interesa, bien porque lo concibe como una pérdida de tiempo. Se trata de un docente que no le da importancia a las relaciones interpersonales, que tiene poca empatía. Además de ser un docente tóxico, es un docente invisible. Se trata de un compañero que vive su trabajo de una forma tangencial, que no se compromete con nada ni con nadie, que rehuye cualquier tipo de responsabilidad, que intenta pasar lo más desapercibido posible, que no se sabe el nombre de todos los compañeros del claustro, que..

5. Oye, pero no escucha. En el artículo titulado 5 consejos para aumentar la empatía con tus alumnos ya hablé de la distinción entre oír y escuchar. El docente tóxico tiene la manía de no escuchar a los que le rodean, entre otras muchas cosas porque tiene el convencimiento de que poco o nada aprenderá de estos. Es un docente al que mientras le hablas, sabes que tiene el pensamiento en otro sitio, sabe que aquello que le estás diciendo poco a nada le importa.

6. La culpa la tiene… El docente tóxico es aquel que cree que todos tienen la culpa, excepto él. Culpa a sus alumnos porque no le entienden, culpa a equipo directivo por su gestión, culpa a la administración por el sistema educativo, culpa a los padres por cómo educan a sus hijos, culpa a… El docente tóxico carece de la perspectiva para creer que muchos de los cambios y mejoras deben empezar por uno mismo. El docente tóxico culpa, pero no se interroga a sí mismo. Personalmente, es un tipo de docente que ejerce una influencia muy negativa en los claustros, ya que su visión de la Educación puede resultar muy contagiosa. Además, se trata de un docente con el que es difícil establecer un diálogo, ya que parte de una visión muy cerrada de lo que entiende como Educación.

7. Es funcionario, luego docente. El docente tóxico es un docente de profesión, pero no de vocación. No digo que esto sea negativo, pero lo cierto es que plantearse una vida laboral en una profesión tan exigente como la nuestra requiere en cierto modo una cierta actitud vocacional. El docente tóxico sabe que vive de su trabajo, pero también tiene claro que no vive por su trabajo. Creo que a la larga acaba siendo perjudicial tanto para este docente, como para el resto de sus compañeros.

 

8. Confunde lo personal con lo profesional. El docente tóxico comete el error de no diferenciar lo personal de lo profesional. Se trata de un tipo de docente que sabe mucho sobre los demás, pero que nos es capaz de gestionar esta información de una manera adecuada. Es un docente que habla poco y pregunta mucho. Hay que ir con cuidado con este tipo de compañero porque no siempre es capaz de diferenciar entre una confidencia y una exclusiva.

9. No crea, copia. El docente tóxico tiene una gran capacidad para apropiarse de lo que no es suyo. Se trata de un compañero que invierte más tiempo en mirar lo que hace el resto de sus compañeros que no de proponer para sus compañeros. Personalmente es un docente al que me gusta tener lejos, porque no tiene el más mínimo interés en aprender.

 

10. Colabora, no coopera. El docente tóxico no tiene por qué ser poco trabajador. En Educación, existe una gran confusión entre lo que se entiende por colaborar y lo que se entiende por cooperar. En este sentido recomiendo la lectura del artículo Colaborar vs. Cooperar en el aula. El docente tóxico prima la colaboración por encima de la cooperación, o lo que es lo mismo, prima la homogeneidad sobre la heterogeneidad, tiende a excluir en lugar de incluir, prefiere trabajar con y no trabajar por, prima el esfuerzo individual en vez de la ayuda mutua.

Hay compañeros que suman y compañeros que restan. En nuestro caso, no podemos elegir a los compañeros que trabajarán con nosotros. Pero creo que sí debemos ser capaces de dar ejemplo a todos aquellos que comparten el claustro al que pertenecemos. Ser un docente tóxico está al alcance de todos. Para cambiar, primero debemos reconocer aquello que no funciona en nosotros mismos y tener el convencimiento y la determinación de transformado y de ser un ejemplo que inspire a los demás también a su transformación.

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