jueves, 17 de septiembre de 2020

Como motivar a los alumnos

 Como motivar a los alumnos




Para lograr que los alumnos encuentren las clases suficientemente interesantes es necesario potenciar su motivación intrínseca, es decir, el interés que sale del interior del propio alumno o alumna. Es importante también ayudar al chico a que encuentre un valor en el aprendizaje que le pueda ayudar en su vida cotidiana. En ocasiones, será una utilidad claramente práctica y en otras en forma de sólida base de conocimientos y competencias que le faciliten poder desenvolverse con soltura en los retos y situaciones de la vida.

Algunas claves para motivar a los alumnos

Potenciar la motivación intrínseca

Pese a que es un tipo de motivación que, por definición, nace del interior de la persona, lo cierto es que existen estrategias para potenciar la motivación intrínseca:

Intentar asociar las actividades de la clase con los intereses del estudiante: deportes, música, eventos de actualidad, cultura audiovisual, etc.

Despertar la curiosidad del estudiante apelando al factor sorpresa. Por ejemplo, señalando discrepancias existentes entre determinadas creencias de la mayoría de la gente sobre muchos temas y la realidad.

Utilizar juegos y actividades, on line y físicas, para hacer las clases más divertidas, amables y cercanas a los alumnos.

Introducir variedad en la organización y estructura de las clases para no aburrir a los alumnos con una excesiva monotonía.

Ceder el protagonismo a los estudiantes

Aunque de vez en cuando pueda ser necesario, e incluso estimulante, alguna clase de tipo «magistral» donde el profesor se limite a exponer sus teorías, conceptos, análisis y conclusiones, lo más recomendable es hacer a los alumnos muy partícipes de la clase. Los alumnos tienen que poder preguntar y opinar si ningún miedo, ni sentirse cohibidos. Un feedback activo, donde todos, en la medida de sus posibilidades, puedan aportar algo hará las clases mucho más amenas, interesantes y provechosas.


Un ejercicio interesante y altamente motivador es pedir a los alumnos (individualmente o por grupos) que aporten y creen un producto cultural relacionado con las materias que se están explicando. Hoy en día existen muchos proyectos interesantes y distintos a la típica redacción u opinión personal por escrito. Por ejemplo, la elaboración de un blog interactivo o un vídeo.

Evitar dar demasiada importancia a las evaluaciones

Además de evitar la ansiedad y una competencia excesiva entre compañeros, los alumnos que estudian con el único objetivo de sacar buenas notas, además de ser más fácil que pierdan la motivación en algún momento, no disfrutan del placer de aprender por el mero hecho de hacerlo e incluso por diversión.

Trasladar la propia motivación a los estudiantes

La motivación también se contagia. Por este motivo, una estrategia muy eficaz es que el profesor comunique su propio interés por la materia a los alumnos. Los chicos son los primeros en detectar la pasión de un profesor por la asignatura, pero también su desgana o falta de interés.

Usar conceptos novedosos

Los recursos tecnológicos y las TICs (tecnologías de la información y comunicación) hace ya tiempo que entraron en el aula. Sin embargo, no se utilizan en todo su potencial. El material interactivo y audiovisual, sobre todo si implica la participación activa de los estudiantes, es una apuesta segura para despertar el interés y la motivación de alumnos de todas las edades. En este tema, la imaginación del profesor o profesora para usar estos recursos con un toque original y motivador es fundamental, Por ejemplo, se puede utilizar el visionado de un vídeo de una película histórica para que los alumnos encuentren fallos e incongruencias, fomentando al mismo tiempo su espíritu crítico.

 

10 estrategias para motivar a tus estudiantes

Como dijo el periodista Horace Greeley, “el maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío”.

1.      Refuérzalos positivamente: Les será muy difícil creer en ellos mismos si no lo haces tú antes, por lo que además debes demostrárselo con cierta frecuencia. Recuerda que son ellos el centro de su aprendizaje, ¡dales el protagonismo que se merecen!

 

2.      Utiliza diferentes metodologías: Ya que no todos los estudiantes responden de la misma forma, es importante ir mezclando la forma de trabajar para que todos puedan disfrutar con aquello que más les gusta. Actividades individuales, en equipo, investigaciones, juegos… ¡el límite lo pone tu imaginación!

 

3.      Da feedback a tus alumnos: Es muy importante que les expliques dónde se han equivocado y cómo pueden mejorar para la siguiente ocasión, o pueden sentirse perdidos y perder la motivación pronto.

 

4.      No tengas miedo a innovar: Aprovecha la fascinación de los más pequeños por las nuevas tecnologías y prueba diferentes herramientas TIC en tus clases, adaptándolas a sus necesidades y al tema a tratar.

 

5.      Sé creativo en el uso del espacio: Cambia el escenario de vez en cuando, utilizando los diferentes espacios de la escuela o del entorno (patio, parque, biblioteca…) o cambiando de orden el mobiliario pueden ser geniales ideas para hacer las clases diferentes.

 

6.      Marca objetivos alcanzables: Los retos que plantees deben de ser lo suficientemente difíciles como para que requieran un esfuerzo importante (¿conoces el término de ‘zona de confort’?), pero lo suficientemente realistas como para que no acaben siempre en frustración.

 

7.      Utiliza sus vivencias como recurso educativo: Relacionar los contenidos con la experiencia de tus estudiantes les permitirá ver la utilidad de lo que están aprendiendo, y les será mucho más sencillo retener los conocimientos sobre ello.

 

 

8.      Sé cercano y atento: Trata a cada estudiante de forma personalizada, intentando dedicarles tiempo exclusivo para hablar con ellos sobre temas académicos o extraescolares.

 

9.      Ayúdales a superar la frustración: Tus estudiantes necesitan apoyo para reconocer y superar la ansiedad y frustración. Por tu parte, analiza y estudia sus diferentes capacidades y adapta las tareas a ellas.

 

10.  Haz de la curiosidad tu mejor herramienta: ¿Habías pensado alguna vez en empezar todas tus clases con una pregunta que llame la atención de tus estudiantes? Ésta es una forma de despertar su curiosidad por el tema, pero seguro que puedes encontrar otras muchas adaptadas a sus preferencias y características.

La mayoría de los estudiantes responden de manera positiva a una asignatura bien organizada, enseñada por un profesor entusiasta que tiene un interés en su aprendizaje.

“El aprendizaje real en la clase depende de la habilidad del profesor para mantener y mejorar la motivación que traían los estudiantes al comienzo del curso (Ericksen, 1978). Sea cual sea el nivel de motivación que traen los estudiantes, será cambiado, a mejor o a peor, por lo que ocurra en el aula”.

Estudios con universitarios han mostrado algunos de los factores que más motivan a los estudiantes, como el entusiasmo del profesor, el material de trabajo y su nivel apropiado de dificultad, la organización de la asignatura, la participación activa de los alumnos, la variedad en el uso de tecnologías docentes, y la conexión entre el profesor y los estudiantes.


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