Como motivar a los alumnos
Para lograr que los alumnos encuentren las clases
suficientemente interesantes es necesario potenciar su motivación intrínseca,
es decir, el interés que sale del interior del propio alumno o alumna. Es
importante también ayudar al chico a que encuentre un valor en el aprendizaje
que le pueda ayudar en su vida cotidiana. En ocasiones, será una utilidad
claramente práctica y en otras en forma de sólida base de conocimientos y
competencias que le faciliten poder desenvolverse con soltura en los retos y
situaciones de la vida.
Algunas claves para motivar a los alumnos
Potenciar la motivación intrínseca
Pese a que es un tipo de motivación que, por definición, nace
del interior de la persona, lo cierto es que existen estrategias para potenciar
la motivación intrínseca:
Intentar asociar las actividades de la clase con los
intereses del estudiante: deportes, música, eventos de actualidad, cultura
audiovisual, etc.
Despertar la curiosidad del estudiante apelando al factor
sorpresa. Por ejemplo, señalando discrepancias existentes entre determinadas
creencias de la mayoría de la gente sobre muchos temas y la realidad.
Utilizar juegos y actividades, on line y físicas, para hacer
las clases más divertidas, amables y cercanas a los alumnos.
Introducir variedad en la organización y estructura de las
clases para no aburrir a los alumnos con una excesiva monotonía.
Ceder el protagonismo a los estudiantes
Aunque de vez en cuando pueda ser necesario, e incluso
estimulante, alguna clase de tipo «magistral» donde el profesor se limite a
exponer sus teorías, conceptos, análisis y conclusiones, lo más recomendable es
hacer a los alumnos muy partícipes de la clase. Los alumnos tienen que poder
preguntar y opinar si ningún miedo, ni sentirse cohibidos. Un feedback activo,
donde todos, en la medida de sus posibilidades, puedan aportar algo hará las
clases mucho más amenas, interesantes y provechosas.
Evitar dar demasiada importancia a las evaluaciones
Además de evitar la ansiedad y una competencia excesiva entre
compañeros, los alumnos que estudian con el único objetivo de sacar buenas
notas, además de ser más fácil que pierdan la motivación en algún momento, no
disfrutan del placer de aprender por el mero hecho de hacerlo e incluso por
diversión.
Trasladar la propia motivación a los estudiantes
La motivación también se contagia. Por este motivo, una
estrategia muy eficaz es que el profesor comunique su propio interés por la
materia a los alumnos. Los chicos son los primeros en detectar la pasión de un
profesor por la asignatura, pero también su desgana o falta de interés.
Usar conceptos novedosos
Los recursos tecnológicos y las TICs (tecnologías de la
información y comunicación) hace ya tiempo que entraron en el aula. Sin
embargo, no se utilizan en todo su potencial. El material interactivo y
audiovisual, sobre todo si implica la participación activa de los estudiantes,
es una apuesta segura para despertar el interés y la motivación de alumnos de
todas las edades. En este tema, la imaginación del profesor o profesora para
usar estos recursos con un toque original y motivador es fundamental, Por
ejemplo, se puede utilizar el visionado de un vídeo de una película histórica
para que los alumnos encuentren fallos e incongruencias, fomentando al mismo
tiempo su espíritu crítico.
10 estrategias para motivar a tus estudiantes
Como dijo el periodista Horace Greeley, “el maestro que
intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de
forjar un hierro frío”.
1.
Refuérzalos
positivamente: Les será muy difícil creer en ellos mismos si no lo haces tú
antes, por lo que además debes demostrárselo con cierta frecuencia. Recuerda que
son ellos el centro de su aprendizaje, ¡dales el protagonismo que se merecen!
2.
Utiliza
diferentes metodologías: Ya que no todos los estudiantes responden de la misma
forma, es importante ir mezclando la forma de trabajar para que todos puedan
disfrutar con aquello que más les gusta. Actividades individuales, en equipo,
investigaciones, juegos… ¡el límite lo pone tu imaginación!
3.
Da
feedback a tus alumnos: Es muy importante que les expliques dónde se han
equivocado y cómo pueden mejorar para la siguiente ocasión, o pueden sentirse
perdidos y perder la motivación pronto.
4.
No
tengas miedo a innovar: Aprovecha la fascinación de los más pequeños por las
nuevas tecnologías y prueba diferentes herramientas TIC en tus clases,
adaptándolas a sus necesidades y al tema a tratar.
5.
Sé
creativo en el uso del espacio: Cambia el escenario de vez en cuando,
utilizando los diferentes espacios de la escuela o del entorno (patio, parque,
biblioteca…) o cambiando de orden el mobiliario pueden ser geniales ideas para
hacer las clases diferentes.
6.
Marca
objetivos alcanzables: Los retos que plantees deben de ser lo suficientemente
difíciles como para que requieran un esfuerzo importante (¿conoces el término
de ‘zona de confort’?), pero lo suficientemente realistas como para que no
acaben siempre en frustración.
7.
Utiliza
sus vivencias como recurso educativo: Relacionar los contenidos con la
experiencia de tus estudiantes les permitirá ver la utilidad de lo que están
aprendiendo, y les será mucho más sencillo retener los conocimientos sobre
ello.
8.
Sé
cercano y atento: Trata a cada estudiante de forma personalizada, intentando
dedicarles tiempo exclusivo para hablar con ellos sobre temas académicos o
extraescolares.
9.
Ayúdales
a superar la frustración: Tus estudiantes necesitan apoyo para reconocer y
superar la ansiedad y frustración. Por tu parte, analiza y estudia sus
diferentes capacidades y adapta las tareas a ellas.
10. Haz de la curiosidad tu mejor
herramienta: ¿Habías pensado alguna vez en empezar todas tus clases con una
pregunta que llame la atención de tus estudiantes? Ésta es una forma de
despertar su curiosidad por el tema, pero seguro que puedes encontrar otras muchas
adaptadas a sus preferencias y características.
La mayoría de los estudiantes responden de manera positiva a
una asignatura bien organizada, enseñada por un profesor entusiasta que tiene
un interés en su aprendizaje.
“El aprendizaje real en la clase depende de la habilidad del
profesor para mantener y mejorar la motivación que traían los estudiantes al
comienzo del curso (Ericksen, 1978). Sea cual sea el nivel de motivación que
traen los estudiantes, será cambiado, a mejor o a peor, por lo que ocurra en el
aula”.
Estudios con universitarios han mostrado algunos de los
factores que más motivan a los estudiantes, como el entusiasmo del profesor, el
material de trabajo y su nivel apropiado de dificultad, la organización de la
asignatura, la participación activa de los alumnos, la variedad en el uso de
tecnologías docentes, y la conexión entre el profesor y los estudiantes.
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