jueves, 17 de septiembre de 2020

Consejos para los niños a manejar la frustración

 

En primer lugar, es importante definir qué es la frustración. La frustración es un sentimiento que surge cuando no logramos conseguir nuestros deseos. Ante este tipo de situaciones, el niño suele reaccionar a nivel emocional con expresiones de ira, de ansiedad o disforia, principalmente, aunque también tiene reacciones físicas (más adelante lo veremos todo en detalle). Son los niños con baja tolerancia a la frustración y, en su caso, el origen de la problemática no se encuentra en las situaciones externas en sí mismas, sino en la forma en la que el pequeño las afronta, y aquí los padres tienen mucho trabajo qué hacer.

 

Educar a los niños con baja tolerancia a la frustración

 



 

Es fundamental enseñar a nuestros hijos a tolerar la frustración desde pequeños, a afrontar esas situaciones en que no consiguen lo que quieren, aunque eso signifique que de vez que veamos a nuestro hijo 'sufrir'. Pero ese sufrimiento es pasajero y muy poco comparado con el que puede sentir cuando se enfrente él solo a los 'NO'" o a los problemas de la vida y no tenga a nadie que le 'alivie'.

Aprender a tolerar la frustración es fundamental para nuestros hijos. Ante cualquier problema pueden sufrir esta amarga sensación de impotencia, rabia y tristeza por no conseguir aquello que desean. Sentimiento que se puede repetir cuando no se cumple un proyecto, una ilusión o un deseo.

“Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse”.

A veces tratamos de evitarles el dolor y las frustraciones, pretendemos hacerles felices dándoles lo que desean, evitándoles las cosas malas, pero estamos equivocados. Una persona feliz no es aquella que no se equivoca nunca o aquella que siempre consigue todo lo que quiere. Todas las personas cometen errores, y a todas las personas les cuesta conseguir lo que quieren. Es parte de la condición humana. Una persona feliz, es aquella que sabe afrontar sus errores, aprende de ellos y sabe superar la frustración de forma constructiva.

Si evitamos a nuestros niños y niñas las frustraciones, llegara un día irremediablemente en el que tendrán que enfrentarse a esto y no podrán hacerlo porque no tendrán los recursos emocionales para ello.

Debemos ver la frustración y los errores como parte de la vida, y por lo tanto es nuestra responsabilidad hacer que los más pequeños estén preparados para ello. Enseñarles a aprender de sus errores, a afrontar los fracasos y superar la frustración, a conseguir sus metas y a esforzarse para ello.

Los niños entre los tres y los seis años son totalmente egocéntricos. No tienen todavía ninguna empatía con su entorno, ni siquiera con sus familiares o sus amiguitos. Su comportamiento egocéntrico es normal y habitual. Nuestros hijos a esas edades no saben esperar porque no tienen desarrollado el concepto del tiempo. Tampoco son capaces de pensar en los deseos y necesidades de los que les rodean. Pero a partir de esa edad los niños empiezan a ser conscientes de su entorno y a sentir empatía.

 

Perfil de los niños con baja tolerancia a la frustración




Por lo general, los niños que no consigue enfrentarse positivamente a la frustración poseen un perfil y unas características así de aproximado:

Son niños exigentes y demandantes.

 

*     Buscan satisfacer sus necesidades en forma inmediata, por lo que frente a la espera o postergación de sus necesidades suelen presentar pataletas y llanto fácil.

*     Les cuesta manejar las emociones.

*     Más impulsivos e impacientes.

*     Pueden desarrollar con más facilidad que otros niños problemas de ansiedad.

*     Son poco flexibles y les cuesta adaptarse a las situaciones nuevas o que no son como se esperan.

 

Reacciones de los niños ante la frustración




 

Cuando el niño no gestiona ni se sabe manejar la frustración, esta se acumula y aparecen otros sentimientos como enfado, ira o rabia. Siente el impulso de atacar, franquear el obstáculo e, incluso de escapar. Cada niño y cada persona reacciona de manera distinta ante esta situación, pero podríamos esta establecer cuatro:

*     Agresión física o psicológica. Aquí habría que hablar, por desgracia, de niños que se autolesionan o que expresan su agresividad con sus padres.

*     Resignación o apatía. Los pensamientos negativos se agolpan en la cabeza con niño. El pequeño se repite constantemente frases como 'no puedo hacer nada' o 'he perdido'.

*     Huida. Esta es una reacción más típica de adolescentes que, como no puede soportar la situación, se aleja de ella.

*     Conversión. La tensión que el niño lleva dentro puede desembocar a dolores físicos o en fatiga y cansancio.

Hay que tener claro que ninguno de estas reacciones solucionará el problema incluso pueden agravarlo. Reconozcamos las emociones y aprendamos a canalizarlas para que sus consecuencias sean las mejores posibles.

 

Cómo enseñar al niño a tolerar la frustración



A manejar y tolerar la frustración se aprende desde pequeño, y depende en gran medida de lo que los padres hagamos.

Cuando un niño presenta baja tolerancia a la frustración, en parte será debido a los aprendizajes que haya tenido y en parte a su carácter. Por eso es fundamental tener claro como padres que la frustración es un 'mal necesario' y que los niños tienen que saber gestionarlo.

El sentimiento de fracaso nos acompaña toda la vida. Lo podemos sufrir en los estudios, el trabajo, en nuestra relación de pareja, con nuestros familiares… Incluso aunque nos esforcemos mucho, nos encontraremos con este incómodo sentimiento.

Aprender a tolerar la frustración es fundamental para el desarrollo de la personalidad. Si no lo hacemos serán más débiles porque no tendrán recursos para afrontarlo. No debemos evitar estas situaciones ni compensarlas con regalos. Las frustraciones cotidianas son oportunidades para aprender a gestionar sus emociones. Los padres debemos acompañar a nuestros hijos y escucharlos en estos momentos en los que la frustración aparece. También ayudarles a buscar soluciones alternativas que les hagan madurar y seguir adelante

Si el niño consigue siempre o casi siempre lo que quiere cuando lo pide, o tras una rabieta obtiene lo que deseaba o se libra de lo que no quería, o si le evitamos cualquier tipo de sufrimiento, (porque nos da pena verle pasarlo mal, porque no queremos que sufra, o por no escucharle más...) no le enseñamos a manejar sus emociones y mucho menos sus conductas.

5 técnicas para enseñar a tolerar la frustración



Aprender del fracaso y los errores no es fácil, pero es necesario para afianzar nuestra personalidad y autoestima. Os vamos a hablar de 5 técnicas para aprender a tolerar la frustración desde pequeños.

1. Dar ejemplo a nuestros hijos

Si los padres mantenemos una situación positiva ante situaciones adversas, les daremos ejemplo sobre cómo hay que afrontar los problemas. Si nos enfadamos o gritamos no les estaremos enseñando cómo tolerar la frustración.

2. Deja que lo haga solo

Aunque nuestro hijo se equivoque o no lo haga de la forma correcta, tiene que aprender a hacer sus tareas solo. No solo aprenderá a ver el error como algo positivo, sino que está desarrollando sus competencias y afianzando su autoestima.

3. Siempre con esfuerzo

Nuestro hijo tiene que aprender desde pequeño que las cosas se consiguen con esfuerzo. No le podemos dar todo resuelto porque no valorará nada. Tampoco le podemos dar tareas que no sea capaz de resolver por edad, madurez o habilidad. Si siempre le damos todo resuelto no asumirá retos, ni se equivocará no podrá aprender de sus errores. Además, aprenderá el valor del esfuerzo y a ser perseverante para solucionar situaciones adversas.

4. No ceder ante sus rabietas y enfados

El arma de nuestros hijos son las rabietas y enfados. Cada vez que cedemos ante estos comportamientos, ellos entienden que es la forma de conseguir todos sus deseos. Tienen que afrontar las situaciones problemáticas y aprender de sus fracasos.

5. Afrontar la frustración de forma constructiva

Para que los niños comprendan sus actitudes antes el fracaso o el error, den aprender a identificarlas y verbalizarlas. Hablar con ellos de lo que les ha ocurrido les ayuda a calmarse. Tenemos que escuchar cómo se siente y cuáles son sus emociones. Luego ya podemos ayudarles a entender su reacción y a buscar soluciones prácticas.

 

 

 

 

 

 

Qué puede hacer los padres con niños con baja tolerancia a la frustración

 

poca tolerancia a la frustración

 

Si nos encontramos con que nuestro hijo es un niño con baja tolerancia a la frustración, como padres podemos reconducir esa situación, podemos reeducar al niño para que poco a poco aprenda a manejarla.

Primero debemos analizar qué ha podido llevar a esa situación, (¿normas y límites poco claros?, ¿carácter?) y comenzar a cambiar lo que sea necesario.

*    Ayudar al niño a diferenciar entre sus deseos y necesidades, ayudándole a entender que no siempre se puede tener lo que se quiere cuando se desea.

*     Enseñarle a tolerar la demora del refuerzo o de conseguir lo que quiere. Si me pide algo, no dárselo inmediatamente, sino cuando pueda o yo como adulto considere oportuno y explicarle en qué momento lo tendrá, o por qué no lo tendrá.

*    Cuando el niño se frustre, ayudarle a entender lo que le pasa. De donde viene su tristeza o su enfado, y que exprese con palabras lo que le ocurra.

*    Establecer y poner normas, límites y rutinas claros y acordes a la edad de los niños.

*    En el caso en que la situación nos desborde, acudir a un profesional que nos guíe y nos oriente siempre es la mejor opción que los padres podemos barajar. Nos ayudará a analizar la situación y nos ayudará, también, en el proceso.

Cambia la manera de ver los fracasos. Haz que no vean los fracasos como algo negativo, no consiste en el todo o nada, sino en aprender de lo que hemos hecho y como lo hemos hecho. Cuando algo les salga mal debemos hacer que no lo vean como algo negativo, son cosas que pasan, y que lo importante es darse cuenta de donde nos hemos equivocado para que no vuelva a ocurrir.

Convierte la frustración en aprendizaje. Que el niño lo conciba como una oportunidad para aprender y ser creativo.

Enséñale que en toda situación de fracaso puede haber algo positivo. Esto puede parecer complicado, pero es fundamental. Ante todo, fracaso hay siempre algo positivo que es la capacidad de aprender de ello, la posibilidad de crecer como persona también.

Educa en el esfuerzo, pero marcando objetivos razonables. Los niños y niñas han de aprender que para conseguir ciertas cosas es necesario esforzarse. De esta manera verán que el esfuerzo es una manera de solucionar sus fracasos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario