Manejo y Control de Grupo
Crea una comunidad
EL ESTABLECER RELACIONES DE AFECTO con los alumnos es la base
de un buen manejo de la clase. El establecer estas relaciones —maestro-alumno,
alumno-alumno, clase-comunidad— y encontrar el tiempo y el espacio necesarios
para hacerlo desde el principio de año durante los meses siguientes puede hacer
toda la diferencia en la clase. En pocas palabras, cuando hay afecto en el
aire, habrá muchos menos problemas de conducta. Saluda a tus alumnos en la
puerta: Este gesto simple crea ese momento cuando tú y el estudiante hacen
contacto visual, se hablan directamente (“buenos días”) y tienen una conexión.
Este puede ser el único contacto personal que tengas ese día con el alumno,
pero tiene mucho valor. Cuando utilizas una forma respetuosa para saludar a
otro ser humano, implícitamente les estás diciendo a todos los estudiantes que
así es como nos comunicaremos entre nosotros.
Conózcanse: Los maestros y alumnos comienzan a aprender sus respectivos
nombres el primer día de escuela y deberían poder llamarse por nombre al cabo
de dos semanas.
A medida que los alumnos conocen más y más a los demás
estudiantes, se empezarán a formar conexiones. Esto inevitablemente trae más
empatía y comprensión y, por último, relaciones de afecto con mucho menos
conflicto en la clase.
Usa actividades interesantes y adecuadas para la edad de los
estudiantes para aprender nombres y para conocerse. A medida que los alumnos
conocen más y más a los demás estudiantes, se empezarán a formar conexiones.
Esto inevitablemente trae más empatía y comprensión y, por último, relaciones
de afecto con mucho menos conflicto en la clase.
Definitivamente tómate el tiempo y la energía necesarios para
fortalecer la comunidad y las relaciones en el aula. Los resultados justifican
el esfuerzo.
Crea un ambiente seguro, agradable y disciplinado en la clase
EL ENTORNO FÍSICO
ADECUADO ayuda a crear una comunidad de aprendizaje positiva. Cuando los
alumnos entran a un salón de clases, necesitan verse reflejados. Sus proyectos
y trabajos escritos deberían ocupar las paredes, y deberían tener fácil acceso
a los materiales y notas, como así también un lugar donde entregar las tareas
de clase.
Pídeles a los alumnos que diseñen su clase: Los estudiantes deciden dónde colgar
los dioramas sobre fotosíntesis o los informes de libros, y también se ocupan
de colgarlos. Además, los gráficos, instrucciones — cualquier póster
permanente— deberían ser escritos por los alumnos. Cuánto más se reconozcan en
el ambiente, más valorados se sentirán (y nosotros, los maestros, tendremos
menos conflictos con ellos). ¿Cómo es la iluminación en tu clase? Intenta
realizar pequeños ajustes, tales como traer unas lámparas de pie y apagar
algunas de las luces fluorescentes. Esto puede crear un ambiente más tranquilo
y menos institucional.
Mover los pupitres y probar diferentes configuraciones de las
mesas también puede crear un entorno más agradable que sea más apto para la
colaboración. El
aprendizaje social y emocional enfatiza el aprendizaje cooperativo centrado en
el alumno. Esto significa que acomodarás las mesas en grupos o moverás a los
estudiantes para que estén uno frente a otro. Esto puede hacer que la clase sea
un poco ruidosa, pero ayuda a crear una comunidad de estudiantes mucho más
rápidamente que si se organizan los escritorios en filas mirando hacia el
frente de la clase. ¡Arriésgate y prueba!
Incluye a los alumnos en la elaboración de reglas, normas,
rutinas y consecuencias
LAS REGLAS SON DIFERENTES de las rutinas y las normas. Las reglas traen consigo
consecuencias, mientras que las rutinas y las normas tienen recordatorios.
Crea una variedad de canales de
comunicación puedan dar su
opinión. La función del maestro es facilitar y guiar a los estudiantes a través
de los pasos para desarrollar contratos sociales. ¿Cuál es el resultado? Los
alumnos tendrán el control total en lo que se haya decidido sobre normas,
expectativas y consecuencias en la clase. El inicio del nuevo año escolar es el
momento ideal para preparar un contrato social. Comienza pidiéndoles a los
niños que mencionen todas las cosas que ven, sienten y escuchan en la clase que
los hacen sentirse cómodos, seguros y felices. Para crear un esquema con toda
la clase y luego decidir sobre las reglas, rutinas y consecuencias todos
juntos.
Disciplina del desarrollo: ¿Con qué frecuencia notas que el mismo alumno llega
tarde a clase, les hace comentarios desagradables a sus compañeros o repite
otras conductas negativas? Modifica este patrón con la disciplina del
desarrollo. Se trata de una filosofía que requiere que la persona examine por
qué algo ocurrió y luego considere qué se puede hacer para rectificar la
situación y evitar que suceda nuevamente. La disciplina del desarrollo alienta
a los maestros a usar actividades para crear una comunidad, junto con las
consecuencias adecuadas, para que los alumnos piensen cómo se comportan y cómo
se tratan entre ellos. En lugar de recibir un castigo, el alumno puede escribir
un plan de “reparación” o una carta de disculpas, o proponer su propia
consecuencia adecuada y efectiva.
Crea una variedad de canales de comunicación
¿DE CUÁNTAS MANERAS DIFERENTES se pueden comunicar los
alumnos contigo? Cuantas más opciones tengan, mejor. Comunicación entre el
maestro y los alumnos: Si existen varias opciones confiables para que los
alumnos hablen contigo, las clases se desarrollarán con fluidez. Aquí hay
algunas ideas para probar:
Anima a los alumnos a comunicarse
contigo por Internet. Ofréceles tu cuenta de e-mail escolar para que puedan
enviarte preguntas, dudas y sugerencias, o usa las herramientas de los medios
sociales para conectarte con los alumnos de edad suficiente para tener cuentas
de Facebook.
Intenta estar disponible en
diferentes momentos del día. Así te asegurarás de que todos los alumnos puedan
venir y sentarse contigo para tener una charla en privado si fuera necesario
(antes de la escuela, una vez a la semana durante el almuerzo, cualquier día
después de la escuela).
Coloca un buzón de sugerencias en tu
escritorio para que los alumnos puedan dejar notas anónimas. Vas a tener la
sorpresa de recibir mensajes como estos: “Por favor suba la calefacción a la
mañana”, “Richard fastidia a Jessica después de clase” o “Por favor dé más
ejemplos para escribir una tesis”.
Pídeles a los alumnos que entreguen
diarios de proyectos o cuadernos semanales. Incluye una o dos tareas en las
cuales los estudiantes puedan escribir libremente lo que quieran, incluso una
carta para ti, si así lo desean. Comunicación entre los alumnos: Los alumnos
crecen emocional y socialmente cuando comparten sus ideas y su intelecto con los
demás estudiantes. Como maestros, explícitamente debemos dedicarle a esto la
mayor cantidad de tiempo posible.
En cuanto a los grupos de
estudiantes, procura mezclarlos con frecuencia para que no se formen
“camarillas”. Si rotas constantemente los grupos y los pares, en poco tiempo
todos los alumnos habrán compartido alguna actividad con los demás estudiantes,
y las conexiones serán visibles.
Finalmente, cuando estés hablando con
toda la clase, usa frases que sean alentadoras en lugar de acusatorias, negativas
o desalentadoras. Como maestros, continuamente debemos modelar las conductas —y
el lenguaje— que deseamos ver en nuestros alumnos.
Siempre sé tranquilo, justo y coherente
LA CONFIANZA ES EL CORAZÓN palpitante y saludable de una clase en funcionamiento.
Sin ella, es casi imposible manejar una clase, como así también establecer
relaciones con los alumnos. Un maestro tranquilo, justo y coherente es un
maestro en el que se puede confiar.
Tranquilidad: Siempre ten una conducta tranquila y firme, incluso si la
cabeza y el corazón te dicen que actúes de otra manera. (Nunca respondas a la
furia, el sarcasmo o el enojo de un alumno con la misma emoción.) ¡Usa tu
capacidad de actuación que todos aprendemos como maestros! Y cuando sientas que
te hierve la sangre, recuerda esto: los niños no confían en los maestros
reactivos y, por lo general, no los respetan. El miedo nunca debe ser el gran
motivador en nuestras clases.
Permanecer tranquilo significa nunca levantar la voz o hablar
por encima de la clase. Si los alumnos están hablando, espera. Espera un poco
más. Espera hasta que sea tan incómodo que varios alumnos empiecen a callar a
los demás. Luego, aunque te sientas más que enojado, usa una voz tranquila y suave
de forma tal que tengan que inclinarse para escucharte. Ahora los tienes
controlados.
Justicia: Aunque no sientas lo mismo por cada alumno, ellos nunca deben saber o
darse cuenta de esto. Ser justo significa que todos los alumnos deben seguir
las mismas reglas —y recibir las mismas excepciones a esas reglas. Para
asegurarte de que eres justo, recuerda hacer lo siguiente:
Evita llamar o escoger a los mismos
alumnos una y otra vez.
Reconoce ante la clase que se ha hecho una
excepción (para un estudiante, otro período de clase o un grupo) y, si es posible,
explica por qué.
Mantén una línea firme entre las reglas y las
rutinas. Las reglas traen consigo consecuencias, mientras que las rutinas
tienen recordatorios. Coherencia: Si tienes un día con altibajos, mantén el
curso y no cambies la agenda de ese día o la estructura de la clase. Esto ayuda
a que los niños se sientan seguros.
Modelar la conducta positiva: Mientras estás enseñando, debes
mostrar compasión, interés, paciencia y autocontrol en cada oportunidad que
tengas. Los ojos de los alumnos están puestos en nosotros en todo momento,
incluso cuando pensamos que están sumidos en sus tareas. Ellos observan,
escuchan, aprenden y después repiten las conductas que ven.
Conoce a tus alumnos
HAZTE ESTA PREGUNTA: “¿Qué tan bien me conozco a mí mismo?” Pensar en esto te
ayuda a conocer y entender mejor a tus alumnos. Mirando tu propia historia
(finanzas, cultura, educación y sexo), podrás reconocer la lente a través de la
cual ves a tus estudiantes. Por ejemplo, si creciste en un hogar de clase media
pero enseñas a alumnos con familias que fundamentalmente viven debajo de la
línea de pobreza, puedes tomarte un tiempo para aprender acerca de sus desafíos
específicos.
Considera las siguientes características de un educador
culturalmente receptivo:
Desafía y enfrenta todos los
estereotipos en el programa académico y en el entorno educativo.
Se esfuerza por conocer a sus alumnos y busca
capacitación profesional y materiales de lectura para aprender cómo ser un
mejor maestro para todos ellos.
Ayuda a que sus alumnos tengan
esperanza y desarrollen estrategias para superar las barreras académicas y
sociales.
Usa textos que son relevantes y se
relacionan con las vidas y las experiencias de sus alumnos.
Cuando hacemos lo mejor posible para exhibir todas estas
cualidades, estamos incluyendo a todos los niños, especialmente aquellos que
más nos cuesta entender.
Enfrenta los conflictos rápidamente y con inteligencia
NO DEJES QUE EL CONFLICTO CREZCA. Esto significa que deberías
asegurarte de abordar un problema que tengas con algún alumno o que haya entre
dos alumnos lo más rápido posible. Los sentimientos negativos —de tu parte o de
los estudiantes— pueden empeorar rápidamente.
A h o r a, p a r a m a n e j a r e s to s c o n f l i c to s
c o n i n te l i g e n c i a , t ú y e l estudiante deberían apartarse de los
demás alumnos, quizás reunirse en la entrada del salón de clases. Haz preguntas
ingenuas como: “¿Cómo te puedo ayudar?”. No acuses al niño de nada. Actúa como
si realmente te importara, aunque en ese momento sientas lo contrario. Por lo
general, el alumno quedará desarmado porque espera que estés enojado y tengas
una actitud agresiva.
Y siempre asume un enfoque positivo. Di: “Parece que tienes
una pregunta” en lugar de “¿Por qué estás hablando y no estás trabajando?”.
Cuando los alumnos tengan conflictos entre ellos, permanece
neutral. Usa lenguaje neutral mientras actúas como mediador para ayudarlos a
resolver el problema en forma pacífica.
Educators for Social Responsibilities (Educadores para Responsabilidades
Sociales) tiene un Centro Online para Maestros con una variedad de recursos y
materiales listos para usar en la clase (se requiere registro gratuito) que se
centran en la resolución de conflictos: http://www.esrnational.org/otc.*
Not In Our School (No en nuestra escuela)
(http://www.niot.org/nios)* muestra historias de alumnos y comunidades que le
hacen frente al “bullying” y al prejuicio. Los recursos en línea incluyen guías
de discusión en clase y planes de lecciones diseñados para crear escuelas
seguras, libres de intolerancia
Incorpora rituales positivos en la clase
ES MÁS HABITUAL en los grados de escuela primaria que el día comience con
una actividad orientada a establecer un sentido de comunidad. Pero empezar bien
es importante en todas las edades. Aquí hay algunas sugerencias para lograrlo.
Reuniones matutinas: Es un breve foro durante el cual se saluda a cada persona
del grupo. Crea un sentimiento de “estamos todos juntos en esto”.
Cosas buenas: Pídeles a algunos voluntarios que compartan algo bueno que
les haya pasado (sacar una A en una prueba o que haya un bebé nuevo en la
familia, por ejemplo). El alumno también puede compartir un evento futuro que
sea positivo (como un cumpleaños o un viaje).
A moverse: Pídeles a los alumnos que digan una palabra que describa
cómo se sienten hoy. Comienza con un voluntario y luego “muévete” por la clase.
Dales a los alumnos la opción de pasar, si ellos quieren.
Mantén el sentido de realidad
DESCUBRE LAS COSAS que les interesan a tus alumnos —tendencias, música,
programas de TV y juegos— e incorpóralas mientras les enseñas las habilidades,
los conceptos y los conocimientos que necesitan. Es bueno relacionar el
aprendizaje con sus vidas siempre que puedas.
Aprovechar los conocimientos y esquemas previos: El padre de la pedagogía crítica,
Paulo Freire, rechazó la idea de que los niños son vasijas vacías. Por el
contrario, promovió la creencia de que los alumnos ofrecen muchísimo
conocimiento —convencional y no convencional— que el maestro puede aprovechar.
Los niños con “mala” conducta por lo general son tratados y
educados como si necesitaran ser “llenados” con información y conocimiento.
Esta táctica, de hecho, trae como resultado más problemas de conducta. Con un
enfoque constructivista, el maestro alienta al estudiante a formar activamente
nuevas ideas o conceptos en base a sus creencias y conocimientos actuales y
previos.
Usar preguntas esenciales: Las preguntas importantes y extensas son una manera
fantástica de introducir una unidad de estudio y de ayudar a conectar el
aprendizaje con las vidas de los alumnos. Las preguntas esenciales no tienen
una respuesta correcta o incorrecta, y tampoco son fáciles de responder. Le dan
significado y relevancia a lo que están estudiando los alumnos, y su objetivo
es captar la atención y los pensamientos —y a veces el corazón— de un grupo de
estudiantes. No se deben resolver, son para discutir y reflexionar:
Aquí hay algunos ejemplos de preguntas esenciales (pero
recuerda usarlas en forma estratégica y moderada):
¿De qué manera los animales son
humanos y de qué manera los humanos son animales? (ciencia)
¿Qué es el amor? (español/poesía)
¿Cuándo es aceptable rebelarse? (historia)
¿Cómo sería la vida si no existiera
la matemática? (matemática)
Evaluación auténtica: La evaluación auténtica mide el aprendizaje de los alumnos
con tareas de taxonomía de Bloom relevantes y de alto nivel —la clase de tareas
que los alumnos deberían hacer si realmente estuvieran trabajando en el campo
de estudio.
Para realizar una evaluación auténtica, deberás planificar
hacia atrás, comenzando por lo que quieres que los niños sepan y puedan hacer
para la evaluación. Grant Wiggins, el aclamado autor de Understanding By Design,
se refiere a esto como “comenzar con el final en mente”.
Si el inicio y el final de una unidad les parecen “reales” a
tus alumnos, entonces hay más probabilidades de que muestren interés durante el
importante viaje intermedio.
Trabaja junto con los papás y tutores
ESTE ES EL ÚLTIMO CONSEJO POR UN BUEN
MOTIVO. Los maestros
sabemos que trabajar en conjunto con los padres no es fácil ni está
completamente bajo nuestro control. Regresar la llamada de un maestro puede no
ser la prioridad número uno de un papá o tutor. Pueden estar más preocupados
por pagar las cuentas, poner la comida en la mesa, enfrentar los retos de ser
un papá soltero, y muchas otras cosas que ni siquiera nos imaginamos. Sin
embargo, vale la pena hacer un esfuerzo extra para conectar la casa con la
escuela por los beneficios que esto implica para los alumnos. Aquí hay algunas
formas simples pero infalibles de conectarse y trabajar con padres y tutores.
Primero, trabajo de averiguación: Pídeles a los niños que completen una ficha
del tipo “Sobre mí” durante la primera semana de escuela. Pregúntales sobre sus
materias y libros favoritos y cosas en las que sean buenos. También pídeles los
números de celular de sus padres o tutores.
Era digital: Considera crear tu propio sitio web,
wiki o página en el sitio web de la escuela para que los padres puedan mirar
rápidamente y ponerse al corriente en seguida sobre los temas de estudio y las
tareas de clase y para hacer en la casa.
Cara a cara: En los días de “open house” (escuela
abierta a visitantes) y “back-to-school night” (reunión de regreso a la
escuela), o cualquier otra noche para las familias, asegúrate de tener
suficientes tarjetas de presentación o tarjetas con información de contacto que
incluyan tu e-mail, número de celular (opcional), el número de salón de clases
y el número de teléfono de la escuela. Esto puede parecer básico, pero la
tarjeta no solo les permite a los padres comunicarse fácilmente contigo, sino
que también les demuestra que tú quieres que te llamen.
Llamadas a casa: Haz llamadas “positivas” siempre que
puedas. No hay nada más deprimente que tener que sentarse después de un día de
clases y llamar a la casa de cinco alumnos para dar malas noticias. Llamar a
las casas para contar algo positivo te alegrará el día a ti y a ellos, y abre
las puertas para una relación.
Cuando sea necesario llamar por un
problema, asegúrate primero de mencionar algo positivo sobre el alumno antes de
decir: “Un tema que me preocupa…”.
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