viernes, 18 de septiembre de 2020

La clase perfecta

 

La clase perfecta



Uno de los retos más frecuentes para un docente es encontrar la fórmula para motivar a los alumnos a aprender. Con motivación, todo es más fácil en el aula. ¿Podrías involucrar más a los alumnos en los proyectos de clase, generar más debate, estimular preguntas o simplemente inducir al esfuerzo? Hay buenas noticias. Las investigaciones científicas confirman reiteradamente que sí y han encontrado las claves.

La motivación es un motor interno que se nos enciende de forma misteriosa y nos predispone a aprender con facilidad, superar dificultades y conseguir lo imposible. Digo, de forma misteriosa, debido a que descifrar las razones, que hacen que estemos motivados o queramos aprender, varían según la persona y en ocasiones pueden ser poco obvias.

Tradicionalmente para conseguir el comportamiento del alumno que se desea se recurre a factores extrínsecos, como premios y castigos. Sin embargo, es interesante saber que cuando asignamos tareas complejas, que requieren de un esfuerzo y una creatividad continuada, este tipo de recompensas no funcionan para sostener la motivación a largo plazo.

Esta afirmación no es una sospecha o una opinión sino una realidad documentada durante más de 50 años por expertos y estudios sociales sobre el comportamiento humano. Numerosos experimentos nos descubren qué motiva a los humanos en general y los resultados pueden aplicarse fácilmente para tus alumnos dentro y fuera del aula.

Theresa Amabile, experta en creatividad organizativa, ha mostrado en sus investigaciones que ofrecer premios o castigos puede matar la creatividad:

 

“Las personas (y por tanto tus alumnos) serán más creativos cuando lo que les motiva es el interés, la satisfacción y el reto del trabajo en sí mismo y no las presiones externas.” (Theresa Amabile, “How to kill Creativity”, Harvard Business Review, septiembre 1998)

 

“En 9 de cada 10 tareas que examinamos a través de tres experimentos, vimos que cómo más incentivos externos se daban, peor rendimiento se conseguía”. (D. Ariely, U.Gneezy, G.Lowenstein & N. Mazar, Federal Bank of Boston).

Daniel Pink, escritor y periodista norteamericano, identifica de forma científica en su libro La sorprendente verdad sobre lo que nos motiva, tres claves que funcionan reiteradamente para conseguir la motivación y el camino hacia un mejor rendimiento: Autonomía, Maestría y Propósito. Su aplicación en el aula podría traducirse de la siguiente manera:

Clave 1: Dar Autonomía

Si quieres que tus alumnos se sientan implicados en un proyecto de aula, en vez de darles apuntes y un ejercicio, dales la libertad de que aprendan por sí mismos. Dales la autonomía para que escojan dónde y cómo obtener los conocimientos. Si les dejas afrontar el reto a su propio ritmo y en la secuencia que decidan, irán más allá de lo que pone el temario o lo que entra en el examen.

 

Explica claramente el objetivo del proyecto y los resultados que esperas pero cada uno tiene libertad para buscar su propio camino para cumplir con el objetivo marcado.

 

La autonomía permite además acomodar el hecho de que no todos aprendemos de la misma forma. De acuerdo con el principio de las inteligencias múltiples, puedes guiarlos hacia una variedad de contenidos en distintos formatos: contenidos multimedia, ebooks, YouTube para Escuelas, libros, revistas científicas, blogs e incluso redes sociales. De la misma forma, el alumno documenta lo aprendido pudiendo usar herramientas 2.0, videos, presentaciones orales al resto de la clase, papel y lápiz, una obra teatral, un post en un blog, debatiendo con un experto por videoconferencia, etc. Las posibilidades son infinitas y ellos encontraran el medio que más les entusiasma.

 

Hay que crear oportunidades para que lleven a cabo su propia investigación, se equivoquen, aprendan de errores y desarrollen la capacidad de solucionar problemas. Para ello también se programa una tarde «Fedex» dentro del horario lectivo.

 

Una tarde “FedEx” se trata de una práctica inusual que empresas como Google realizan con sus empleados con grandes resultados. Gmail y Google News son dos productos desarrollados durante estas horas FedEx. En centros escolares también empiezan a aplicarse

Básicamente cada trimestre, un viernes por la tarde, los alumnos trabajan en un proyecto durante varias horas que no forma parte del temario escolar pero que les despierta un gran interés. Puede ser escribir poema, crear un blog, grabar un video, construir un artilugio, realizar un experimento, etc. El lunes siguiente, los alumnos presentan los resultados e impresiones. Su lógica se basa en que los alumnos aprenderán más cuando tienen la autonomía de escoger el tema.

 

Con esta actividad los alumnos usan sus talentos sin restricciones, desarrollen su creatividad y prueban cosas por curiosidad o diversión. Puede parecer que se pierde el tiempo, que no se avanza en el temario escolar pero la ciencia sugiere todo lo contrario.

 

«La manera más simple para asegurar que una persona valora lo que está haciendo es maximizar su libertad para escoger y su autonomía». (Good and Brophy 2004).

Hoy la tecnología disponible nos ofrece todavía más medios para proporcionar esta autonomía a los alumnos. Bien utilizada se transforma en un potente acelerador de la motivación y en última instancia, del aprendizaje.

 

Clave 2: Conseguir Maestría

La maestría hace referencia a nuestro deseo de mejorar nuestras habilidades, de progresar y de ser cada vez más capaces. Harvard Business School lo identifica como el motivador más importante.

 

Un obstáculo actual es la importancia exagerada que algunos profesores y padres pueden llegar a dar a las notas para evaluar el progreso del alumno. Si un alumno percibe que el objetivo es aprobar un examen o sacar una buena nota, este alumno se vuelve menos propenso a tomar riesgos, un prerequisito para la creatividad y el aprendizaje. En vez de intentar aprender lo que realmente le interesa, comienza a pensar si estos temas entran en el examen y cómo le afectarán la nota.

Es interesante experimentar con la asignación de proyectos que no puntúan o tienen poco peso en la nota final. Se da énfasis a la satisfacción personal de adquirir nuevas habilidades, tomando como partida las fortalezas e intereses de los alumnos. También se diseñan evaluaciones que incentivan el tipo de aprendizaje que queremos que los alumnos consigan. Además, se les guía para que ellos mismos sean capaces de evaluar su progreso a largo del curso y estén motivados a mejorar sin presiones externas.

 

Finlandia es un ejemplo de un sistema educativo en donde prácticamente no existen las evaluaciones y en cambio consiguen los mejores resultados en las pruebas PISA año tras año.

Clave 3: Entender el Propósito

Los alumnos trabajan mejor cuando comprenden cuál es el propósito detrás de un proyecto de aula y especialmente ven su utilidad dentro de su futuro profesional.

 

Intentar explicar a un alumno porqué debe aprender a hacer derivadas en matemáticas, cuando desea ser pianista, puede ser misión imposible. Sin embargo, cuando sea posible, podemos intentar contextualizar un tema dentro de la vida real. Por ejemplo, si estamos aprendiendo estadística, podemos hacer que utilicen datos reales que sean interesantes o curiosos para ellos, por ejemplo, averiguar cuántas personas nacen en España cada minuto o cuál es la edad media de un usuario en Facebook.

 

Por otro lado, si estamos estudiando inglés, podemos intentar que descifren en grupo la letra de canciones de Justin Bieber y Lady Gaga, o incluso que encuentren amigos nativos en Facebook y Twitter con los que practicar. Entenderán que el inglés es un vehículo imprescindible para viajar, entender una cultura, trabajar en el extranjero y hacer amistades en todo el mundo.

También, puedes generar el contenido de un proyecto a raíz de un interés que surge en el aula de forma espontánea. Por ejemplo, si un alumno se hace una herida en clase y te acribillan a preguntas sobre la sangre y el tema de los microbios (ocurre frecuentemente con los más pequeños), se puede aprovechar para iniciar un trabajo en grupo e introducir conceptos del cuerpo humano, infecciones, células, etc. Leerán, escribirán, investigarán y aprenderán las competencias básicas de una forma natural. El propósito y su utilidad estará bien claro para ellos.

Veamos otras claves

1. Red de Aprendizaje Personal (PLN) y Cursos Masivos en Línea y Abiertos (MOOC). He querido empezar por esta cualidad porque a día de hoy me parece una de las más importantes. En otro artículo ya hablé de la importancia de lo que entendemos por MOOC (Massive Open Online Course), es decir, un Cursos Masivos en Línea y Abiertos. Creo que ha llegado el momento en el que los docentes establezcamos una distinción entre lo que entendemos por una red social y por una red profesional. En esta red profesional se mueve lo que denominamos los PLN (Personal Learning Network),  y los MOOC,sistemas de aprendizaje en el que el conocimiento es descentralizado y abierto. Hay que partir de la premisa de que todos podemos aprender de todos y en función de la calidad de nuestra red profesional, más beneficios sacaremos por lo que respecta a nuestra profesión. A día de hoy, dos son las redes que mejor se adaptan a estos entornos profesionales de aprendizaje: Twitter y Google+.

 

2. Desvirtualización programada. Se trata de un término que últimamente me tiene absolutamente fascinado y que, aunque pueda parecer contradictorio con el primer punto, creo que ambos se complementan a la perfección. Se trata de un término que he aprendido de uno de los grandes conocedores del Social Media que existen en España. Concretamente estoy hablando de Víctor Martín. En el artículo publicado Desvirtualización programada, Víctor Martín nos habla de la importancia de desvirtualizar, de llegar a conocer en persona aquellos perfiles que hemos ido construyendo con el tiempo a través de las redes sociales y otros entornos. Os dejo el enlace del artículo por si os interesa. De lo que se trata es de desvirtualizar perfiles que son tremendamente afines a nosotros, que comparten nuestra visión de la enseñanza y del mundo y establecer una comunicación más real, más humana.

 

3. Nuevas Tecnologías como herramientas complementarias. En varios artículos he insistido en el enfoque equivocado que muchos docentes tienen sobre el uso de las Nuevas tecnologías en el aula. Un error común es pensar que pueden llegar a ser herramientas sustitutivas, cuando debemos concebirlas como herramientas complementarias. En este sentido te recomiendo la lectura del artículo 5 razones por las que la Nuevas Tecnologías nunca sustituirán al docente.

 

4. Reputación digital. Muchos abreis oído la expresión Poner puertas al campo. Pues bien, si aplicamos esta expresión a internet, deberemos ser conscientes de que, aunque no podemos frenar el contenido que otras personas, creo que sí debemos tener en cuenta qué reputación digital queremos para nosotros mismos y para los que nos rodean. Debemos educarnos para poder educar correctamente en la gestión de los contenidos que corren a través de la red.

 

5. El éxito tras el fracaso. Una sociedad de consumo como la que vivimos, es una sociedad que ha negado el fracaso. Y creo que la negación del fracaso impide la consolidación del éxito. Me explico. Todos nos sentimos totalmente abrumados por la cantidad de aplicaciones, programas, herramientas y dispositivos electrónicos. Somos incapaces de estar al día. Y ello nos produce una enorme sensación de impotencia. Estamos intoxicados. Precisamente la impotencia es la que te impide alcanzar las metas que te propones. De lo que se trata es de saber priorizar y planificar los aprendizajes que creamos más significativos. Si lo que pretendemos es un aprendizaje exponencial, lo único que obtendremos es un abandono inmediato.

 

6. Gestión del tiempo. Somos esclavos del tiempo. Y somos esclavos del tiempo porque no hemos aprendido a transformarlo. Esta transformación del tiempo tiene un precio que en el siglo XXI se paga muy caro: el tiempo o, mejor dicho, la falta del mismo. Los docentes siempre hablamos del tiempo, pero nunca hablamos de cómo podemos transformarlo, de cómo podemos adueñarnos de él. De ahí que uno de los grandes retos para los docentes y para la sociedad actual será replantarse el tiempo tal y como lo vemos ahora. Muchos docentes creen que el futuro está en la Tecnología y, en mi humilde opinión, creo que es una visión errónea. El futuro de los docentes pasa, precisamente, en dejar de gestionar el tiempo para empezar a trasformarlo en aras de nuestra propia felicidad. Sobre este punto te recomiendo un libro que a mí me cambió la vida y que se titula El principio 20/80. El secreto para lograr más con menos, de Richard Koch. Sobre este artículo publiqué una reseña titulada Docente, ¿aplicarías el método 20/80 a tu profesión y a tu vida para ser más feliz?

 

7. Desconexión para la reflexión. He querido acabar con esta última recomendación porque creo que empieza a ser un problema con el que muchos de nosotros deberemos enfrentarnos, si no es que ya lo estamos haciendo. Precisamente una mala gestión del tiempo, es decir, la no transformación del tiempo, está generando una sociedad que se ve incapaz de desconectar. Conocemos a más personas que nunca, dominamos más herramientas que nunca, gestionamos más información que nunca, gestionamos nuestra reputación digital más que nunca, pero todo ello tiene un precio que algunos estamos empezando a pagar. No somos capaces de desconectar. En muchos artículos he insistido en que debe haber un tiempo para aprender y un tiempo para enseñar. Pero también me he referido a que podemos aprender y enseñar y mucho, si conseguimos pensar más y reflexionar más sobre nuestro entorno. La sociedad actual, la sociedad de consumo, está pensada para eliminar los vacíos. Un claro ejemplo en este sentido los tenemos en la televisión. No existen huecos porque no les interesa que pensemos. Somos cada vez más productivos y menos reflexivos, y me atrevería a decir que menos felices, y esto es un terrible error. Lo que debemos perseguir es ser más reflexivos para que, precisamente, esta reflexión nos permita ser más productivos con menor esfuerzo y, por qué no, más felices.

 

Estas son mis claves para entender la Educación del siglo XXI que no ha hecho nada más que empezar. Sin duda más que siete claves son siete retos. En lo que a mí se refiere debo decirte que estoy en ello. Ojalá encuentres el tiempo necesario para que, después de haber leído este artículo, reflexiones sobre el mismo. Porque:

 

Sólo pensando en aquello que tienes, serás capaz de pensar en aquello que te falta

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