jueves, 17 de septiembre de 2020

Inteligencia Kinestésica

 

¿Qué es la inteligencia kinestésica?

La inteligencia kinestésica (o cinestésica) es la capacidad de controlar el cuerpo físico durante una acción. El dominio corporal se produce como consecuencia de la información que, por efecto del movimiento y de la experiencia, se convierte en aprendizaje.

Un individuo que desarrolla este tipo de inteligencia es capaz de manipular objetos y perfeccionar sus habilidades motoras más allá de una cuestión física, ya que involucra también su habilidad cognitiva que lo conecta al sistema nervioso.

La inteligencia kinestésica implica la coordinación del equilibrio, velocidad, la fuerza y la destreza del individuo para realizar cualquier acción o actividad.

Su potencial puede apreciarse tanto en un deportista de basquetbol que alcanza gran precisión para embocar el balón en el aro, como en un orfebre que tiene un gran control de motricidad fina (su pulso) para manipular piezas muy pequeñas al momento de crear joyas.

Tiempo atrás, la inteligencia kinestésica formaba parte de esos conceptos desconocidos o poco presentes en el ámbito empresarial. Sin embargo, hoy se trata de un concepto familiar y labrado en los dominios de la empresa, con vínculos estrechos, sólidos y firmes con expresiones de una importancia cada vez mayor, como la de gestión por competencias, liderazgo positivo o motivación de equipos humanos.

Dado que en la cultura occidental se ha realizado tradicionalmente una separación entre el cuerpo y la mente, la inteligencia había sido explicada de un modo unívoco (y prácticamente universal) como una capacidad humana eminentemente intelectual hasta que en 1983, el psicólogo Howard Hardner la definió a partir de tres capacidades:

*    Resolución de problemas

*    Creación de productos

*    Potencial para encontrar o crear nuevos problemas

Fue así, al reconocer el dinamismo de la inteligencia, como esta se dividió en ocho tipos:

 

1.      Inteligencia lingüística

2.      Inteligencia musical

3.      Inteligencia lógica matemática

4.      Inteligencia espacial

5.      Inteligencia intrapersonal

6.      Inteligencia interpersonal

7.      Inteligencia naturalista

8.      Inteligencia kinestésica

De esta forma, la consideración de la inteligencia se liberó del corsé meramente cognitivo alcanzando terrenos como los de las emociones, la experiencia o el automovimiento.  La consideración, el análisis y las posibilidades de gestión racional de los aspectos y las facetas más representativas de nuestra especie han dado lugar al surgimiento de conceptos como el de inteligencia emocional, inteligencia cristalizada o flexibilidad cognitiva, entre muchos otros más.

La quinestesia, o kinestesia (del griego kinesis, movimiento) es una disciplina científica que toma como objeto de estudio los movimientos corporales del ser humano y su relación con cuestiones perceptivas, psicológicas y de lenguaje. No es lo mismo (aunque sea parecida) que la quinesiología, también centrada en el movimiento humano, pero con un enfoque más físico y menos perceptivo.

La kinestesia pone especial atención al lenguaje corporal, y aunque a muchos de nosotros se nos presente como un vocablo totalmente nuevo, es un término ampliamente conocido en ámbitos como los de la psicología, las artes escénicas o la comunicación. Dicho esto, no resulta difícil entender en qué consiste la inteligencia kinestésica, ni empezar a vislumbrar algunas de sus principales aplicaciones.

 

La inteligencia kinestésica sería, pues, el conjunto de habilidades que facilitan la conexión y coordinación de la mente con el cuerpo y que permiten correcta gestión física, desde la toma de conciencia a sus movimientos, pasando por la capacidad comunicativa gestual. De su entrenamiento y agilidad dependen las emociones que seamos capaces de transmitir con un simple gesto, la posición de nuestro cuerpo o un determinado movimiento. Desde simples expresiones faciales hasta el modo de andar o presentarnos ante nuestros interlocutores, el cuerpo es un elemento clave en cualquier contexto comunicativo.

Gardner sostuvo que los niños que evidencian este tipo de inteligencia tienen un mayor control de la motricidad para cumplir lo que se proponen (treparse, agarrar un objeto determinado, etc.). Los niños están siempre en movimiento, incluso mientras comen o estudian, por lo que la kinestesia resulta un objetivo primario.

Estimular esta capacidad en una edad temprana puede contribuir al mejor desarrollo cognitivo general del individuo mediante actividades que impliquen el movimiento, la interacción y la manipulación de objetos.

En el sistema educativo actual no se reconoce la capacidad kinestésica en las metodologías de enseñanza como ocurre, por ejemplo, con la inteligencia lógico-matemática. Tampoco tiene suficiente apreciación social o dentro del mundo laboral profesional.

Sin embargo, está científicamente demostrado que el desarrollo de la capacidad corporal kinestésica beneficia al individuo porque potencia su conectividad cerebral y su capacidad cognitiva.

Recomendaciones para escuelas

Es muy importante que se realicen visitas a conciertos, zoológicos, museos, lugares históricos… Para que el alumno pueda ver, tocar y sentir las cosas de forma directa, involucrando su cuerpo.

Para desarrollar esta inteligencia, es recomendable que las escuelas organicen más excursiones y escapadas al aire libre relacionadas con la temática de estudio. Al igual que juegos, representaciones teatrales, bailes… Incluso aprender a tocar instrumentos musicales.

Este método de aprendizaje activo desarrollado a través de la experiencia se está utilizando como método educativo en escuelas alternativas. Para ello, se trabaja con grupos pequeños de niños y se implica al niño directamente en la materia.

Sujeto activo

El alumno no es un sujeto pasivo que solo escucha o lee información, sino que la experimenta a través de su cuerpo y la siente. Parece ser que este método de aprendizaje es más beneficioso que los tradicionales, ya que se adapta a las características individuales de cada niño.

Como consecuencia, se previenen frustraciones y se aumenta la motivación de cada alumno ya que se respeta su ritmo de desarrollo.

De esta forma, las actividades motrices gruesas (movimientos más amplios con todo el cuerpo) y finas (movimientos precisos como los realizados para dibujar o escribir) se integran en el día a día.

Ya que el pequeño debe moverse entre distintos grupos de niños, recoger sus propios materiales, hablar sobre su trabajo con otra persona, salir afuera a buscar algo que necesita para su proyecto, etc. Así, los alumnos mejoran el manejo de sus movimientos a la vez que aprenden.


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