Estrategias para captar la atención
de los alumnos
Una de las mayores preocupaciones que tenemos los docentes es
encontrar estrategias para conseguir captar la atención de nuestros alumnos y
bajar la disrupción en el aula cuando les enseñamos algún contenido a nuestros
alumnos.
Y digo enseñamos, porque los que me leéis con asiduidad
sabéis que establezco una distinción entre lo que se entiende por explicar y lo
que se entiende por enseñar. Muchos docentes que centran sus clases más en
explicar que en enseñar son los que con frecuencia presentan mayores
dificultades a la hora de poder captar la atención de sus estudiantes.
Es más, les culpan a ellos de no estar atentos a sus
explicaciones cuando en muchos casos aquello que explicamos o cómo lo
explicamos no reviste el menor interés para el alumno, bien porque le parece
aburrido, bien porque no le encuentra ninguna utilidad.
¿Cómo podemos captar la atención de nuestros alumnos?
1. Desplazamiento y rotación. En muchas ocasiones, cuando
enseñamos a nuestros alumnos, nos colocamos en frente de ellos en la parte
central y de espaldas a la pizarra.
Pues bien, de lo que se trata es de realizar la siguiente
actuación: sin dejar de hablar, nos iremos desplazando hacia el centro del aula
e iremos dando vueltas muy lentamente sobre nuestro cuerpo a medida que vamos
avanzando.
Poco a poco nos iremos desplazando hacia la parte opuesta de
la pared donde está la pizarra y desde allí seguiremos enseñando nuestros
contenidos. ¿Qué conseguimos con ello? Muy fácil. Los alumnos pronto se darán
cuenta que hemos desaparecido de su campo de visión. Esto les causará sorpresa
y curiosidad.
Y ahí está la clave. Su centro de interés que hasta aquel
momento era la conversación con otro compañero, se desplazará hacia nosotros,
porque habremos hecho algo fuera de lo común, pero con total normalidad y sin
interrumpir nuestra sesión lectiva.
Cuando los alumnos se giren, lo que habremos conseguido no es
sólo captar su atención, sino que, al tener que girarse para poder
localizarnos, dejarán de hablar automáticamente con su compañero porque a
partir de ese momento volveremos a ser el centro de interés y de atención.
Cuando el alumno se gira para mirarnos y escucharnos, dejará
de interesarle lo que le esté contando a su compañero. Además, estará en una
posición poco natural que favorecerá que nos preste mayor atención.
2. Aproximación y contacto. Otro recurso muy efectivo para captar la atención de
determinados alumnos de un aula consiste en acercarse al alumno que en ese
momento está hablando o distorsionando la clase por algún motivo.
Al igual que el primer truco es muy importante que nos
acerquemos a ese alumno mientras estamos enseñando al grupo, es decir, sin
interrumpir la sesión lectiva. Debemos mantener el mismo tono de voz y
desplazarnos de una forma natural y calmada. Mientras hablamos y caminamos
hacia ese alumno en concreto, en ningún momento fijaremos la vista en él.
De lo que se trata es de no llamar la atención o interrumpir
el ritmo de lo que estemos enseñando. Cuando estemos al lado del alumno en
cuestión, lo que haremos será seguir hablando con total normalidad al resto de
la clase, no le hablaremos ni le diremos nada al alumno que hasta ese momento
estaba distorsionando. Nos pondremos a su lado y, mientras seguimos hablando,
le tocaremos levemente el hombro o la muñeca durante unos segundos y sin
hablarle ni mirarle.
En ese preciso momento el alumno en cuestión captará el
sentido del mensaje que le estamos transmitiendo y nosotros no tendremos la
necesidad de interrumpir aquello que estemos enseñando.
3. Invasión sutil del espacio. Otro recurso para captar la atención
de un alumno con una conducta disruptiva es acercarnos otra vez hacia él. Como
en las otras dos ocasiones de lo que se trata es de acercarnos de una forma
natural y sin dejar de hablar.
Nos iremos acercando hasta colocarnos a su lado y en ese
momento haremos algo totalmente imprevisto: nos sentaremos encima de su
pupitre. Se trata de una actuación invasiva, pero que también resulta muy
efectiva para captar la atención de nuestros alumnos y disminuir la conducta
disruptiva.
Es muy importante que permanezcamos encima del pupitre del
alumno durante unos minutos y sigamos hablando y dando la clase de la forma más
natural posible. De lo que se trata nuevamente es de no interrumpir la sesión
lectiva.
No hace falta decirle nada al alumno, no hay necesidad de
dirigirle la palabra. Simplemente el alumno entenderá que su conducta no es la
adecuada, le habremos causado cierta sorpresa y entenderá el mensaje no verbal
que le estamos enviando a él y al resto de la clase.
A continuación, te muestro algunas claves de atención en el
aula
Marcar
los ritmos de clase
Especialmente en niños pequeños de educación infantil y primeros
cursos de primaria, es muy importante imponer unos ritmos de trabajo muy
marcados, dejando muy claro el momento en que terminan y empiezan las clases o
cuándo se pone fin a una actividad para iniciar otra distinta.
Para marcar esta cadencia de ritmos se pueden utilizar
métodos sencillos pero efectivos como hacer sonar una campanita, poner un tema
musical, cantar algo o establecer un patrón de palmadas que se repite hasta que
todos los niños y niñas estén atentos. Otra forma muy efectiva de establecer
ritmos es jugar con la iluminación apagando o encendiendo luces.
Fijar una estructura de cada clase o lección
Una de las formas más eficaces de mantener la atención de los
alumnos sobre una determinada lección es que tengan muy claro qué pueden esperar
de la misma, sus contenidos detallados y qué punto se está explicando en cada
momento. Para lograrlo, es muy importante enfocar la atención en la estructura
de cada tema, utilizando los siguientes recursos:
Comenzar explicando muy claramente
los objetivos de cada tema o unidad.
Escribir en la pizarra las palabras
importantes y añadir imágenes y diagramas para lograr un mayor enfoque en los
puntos clave.
Colocar a los alumnos más revoltosos
en los asientos más cercanos.
Enseñar a los chicos a tomar apuntes
y notas.
Entregar materiales y suplementos
para completar las clases.
Ofrecer pequeñas recompensas a los
que sigan mejor las instrucciones.
Enseñar a
hacer un uso racional de Internet
Nadie pone en duda de que Internet es un magnífico canal de
búsqueda y clasificación de todo tipo de información. Sin embargo, algunos
especialistas como Nicholas Carr, experto en tecnología y cultura, ha advertido
de los peligros de Internet para la capacidad de concentración y la reflexión.
El uso de la Red nos hace muy eficientes procesando información, pero menos
capaces para analizar y profundizar en los datos.
Por este motivo, es muy importante realizar una pedagogía del uso de Internet desde la escuela, señalando sus beneficios, pero también sus efectos perjudiciales, promoviendo una utilización proporcionada y racional de la Red y, sobre todo, la necesidad de combinarla con el uso de otros canales o fuentes de información.
Tratar de
integrar las enseñanzas con las experiencias vitales de los alumnos
Debe tratarse de integrar los conceptos que se enseñan en
clase con el día a día y las experiencias de los alumnos. No hay mejor forma
que captar la atención de un alumno que enseñándole la utilidad práctica de lo
que se le está enseñando.
Dar protagonismo a la parte afectiva y comunicativa
Cuando un alumno no está atento en clase, es posible que el
motivo sea que su mente está ocupada en un problema con sus padres o compañeros
de clase. En este sentido, la comunicación y confianza con los alumnos y sus
padres es fundamental y muchas veces puede servir de gran ayuda para resolver
ese problema que angustia al niño o niña y que le impide concentrarse
debidamente en clase.
La falta de atención en clase no es solo uno de los grandes
obstáculos y una de las mayores frustraciones a las que debes enfrentarte como
docente, sino también uno de los principales motivos del bajo rendimiento y el
fracaso escolar del alumnado. Ser capaz de motivar, despertar la curiosidad e
interesar a los estudiantes es el primer paso para que el proceso de
aprendizaje se desarrolle de forma satisfactoria.
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