viernes, 18 de septiembre de 2020

Estrategia para captar la atención de los alumnos

 

Estrategias para captar la atención de los alumnos



Una de las mayores preocupaciones que tenemos los docentes es encontrar estrategias para conseguir captar la atención de nuestros alumnos y bajar la disrupción en el aula cuando les enseñamos algún contenido a nuestros alumnos.

Y digo enseñamos, porque los que me leéis con asiduidad sabéis que establezco una distinción entre lo que se entiende por explicar y lo que se entiende por enseñar. Muchos docentes que centran sus clases más en explicar que en enseñar son los que con frecuencia presentan mayores dificultades a la hora de poder captar la atención de sus estudiantes.

 

Es más, les culpan a ellos de no estar atentos a sus explicaciones cuando en muchos casos aquello que explicamos o cómo lo explicamos no reviste el menor interés para el alumno, bien porque le parece aburrido, bien porque no le encuentra ninguna utilidad.

¿Cómo podemos captar la atención de nuestros alumnos?

1. Desplazamiento y rotación. En muchas ocasiones, cuando enseñamos a nuestros alumnos, nos colocamos en frente de ellos en la parte central y de espaldas a la pizarra.

 

Pues bien, de lo que se trata es de realizar la siguiente actuación: sin dejar de hablar, nos iremos desplazando hacia el centro del aula e iremos dando vueltas muy lentamente sobre nuestro cuerpo a medida que vamos avanzando.

 

Poco a poco nos iremos desplazando hacia la parte opuesta de la pared donde está la pizarra y desde allí seguiremos enseñando nuestros contenidos. ¿Qué conseguimos con ello? Muy fácil. Los alumnos pronto se darán cuenta que hemos desaparecido de su campo de visión. Esto les causará sorpresa y curiosidad.

Y ahí está la clave. Su centro de interés que hasta aquel momento era la conversación con otro compañero, se desplazará hacia nosotros, porque habremos hecho algo fuera de lo común, pero con total normalidad y sin interrumpir nuestra sesión lectiva.

 

Cuando los alumnos se giren, lo que habremos conseguido no es sólo captar su atención, sino que, al tener que girarse para poder localizarnos, dejarán de hablar automáticamente con su compañero porque a partir de ese momento volveremos a ser el centro de interés y de atención.

 

Cuando el alumno se gira para mirarnos y escucharnos, dejará de interesarle lo que le esté contando a su compañero. Además, estará en una posición poco natural que favorecerá que nos preste mayor atención.

2. Aproximación y contacto. Otro recurso muy efectivo para captar la atención de determinados alumnos de un aula consiste en acercarse al alumno que en ese momento está hablando o distorsionando la clase por algún motivo.

Al igual que el primer truco es muy importante que nos acerquemos a ese alumno mientras estamos enseñando al grupo, es decir, sin interrumpir la sesión lectiva. Debemos mantener el mismo tono de voz y desplazarnos de una forma natural y calmada. Mientras hablamos y caminamos hacia ese alumno en concreto, en ningún momento fijaremos la vista en él.

 

De lo que se trata es de no llamar la atención o interrumpir el ritmo de lo que estemos enseñando. Cuando estemos al lado del alumno en cuestión, lo que haremos será seguir hablando con total normalidad al resto de la clase, no le hablaremos ni le diremos nada al alumno que hasta ese momento estaba distorsionando. Nos pondremos a su lado y, mientras seguimos hablando, le tocaremos levemente el hombro o la muñeca durante unos segundos y sin hablarle ni mirarle.

 

En ese preciso momento el alumno en cuestión captará el sentido del mensaje que le estamos transmitiendo y nosotros no tendremos la necesidad de interrumpir aquello que estemos enseñando.

 

3. Invasión sutil del espacio. Otro recurso para captar la atención de un alumno con una conducta disruptiva es acercarnos otra vez hacia él. Como en las otras dos ocasiones de lo que se trata es de acercarnos de una forma natural y sin dejar de hablar.

Nos iremos acercando hasta colocarnos a su lado y en ese momento haremos algo totalmente imprevisto: nos sentaremos encima de su pupitre. Se trata de una actuación invasiva, pero que también resulta muy efectiva para captar la atención de nuestros alumnos y disminuir la conducta disruptiva.

 

Es muy importante que permanezcamos encima del pupitre del alumno durante unos minutos y sigamos hablando y dando la clase de la forma más natural posible. De lo que se trata nuevamente es de no interrumpir la sesión lectiva.

 

No hace falta decirle nada al alumno, no hay necesidad de dirigirle la palabra. Simplemente el alumno entenderá que su conducta no es la adecuada, le habremos causado cierta sorpresa y entenderá el mensaje no verbal que le estamos enviando a él y al resto de la clase.

A continuación, te muestro algunas claves de atención en el aula

Marcar los ritmos de clase

Especialmente en niños pequeños de educación infantil y primeros cursos de primaria, es muy importante imponer unos ritmos de trabajo muy marcados, dejando muy claro el momento en que terminan y empiezan las clases o cuándo se pone fin a una actividad para iniciar otra distinta.

 

Para marcar esta cadencia de ritmos se pueden utilizar métodos sencillos pero efectivos como hacer sonar una campanita, poner un tema musical, cantar algo o establecer un patrón de palmadas que se repite hasta que todos los niños y niñas estén atentos. Otra forma muy efectiva de establecer ritmos es jugar con la iluminación apagando o encendiendo luces.

Fijar una estructura de cada clase o lección

Una de las formas más eficaces de mantener la atención de los alumnos sobre una determinada lección es que tengan muy claro qué pueden esperar de la misma, sus contenidos detallados y qué punto se está explicando en cada momento. Para lograrlo, es muy importante enfocar la atención en la estructura de cada tema, utilizando los siguientes recursos:

*    Comenzar explicando muy claramente los objetivos de cada tema o unidad.

*    Escribir en la pizarra las palabras importantes y añadir imágenes y diagramas para lograr un mayor enfoque en los puntos clave.

*    Colocar a los alumnos más revoltosos en los asientos más cercanos.

*    Enseñar a los chicos a tomar apuntes y notas.

*    Entregar materiales y suplementos para completar las clases.

*    Ofrecer pequeñas recompensas a los que sigan mejor las instrucciones.

Enseñar a hacer un uso racional de Internet

Nadie pone en duda de que Internet es un magnífico canal de búsqueda y clasificación de todo tipo de información. Sin embargo, algunos especialistas como Nicholas Carr, experto en tecnología y cultura, ha advertido de los peligros de Internet para la capacidad de concentración y la reflexión. El uso de la Red nos hace muy eficientes procesando información, pero menos capaces para analizar y profundizar en los datos.

Por este motivo, es muy importante realizar una pedagogía del uso de Internet desde la escuela, señalando sus beneficios, pero también sus efectos perjudiciales, promoviendo una utilización proporcionada y racional de la Red y, sobre todo, la necesidad de combinarla con el uso de otros canales o fuentes de información.

Tratar de integrar las enseñanzas con las experiencias vitales de los alumnos

Debe tratarse de integrar los conceptos que se enseñan en clase con el día a día y las experiencias de los alumnos. No hay mejor forma que captar la atención de un alumno que enseñándole la utilidad práctica de lo que se le está enseñando.

 

Dar protagonismo a la parte afectiva y comunicativa

Cuando un alumno no está atento en clase, es posible que el motivo sea que su mente está ocupada en un problema con sus padres o compañeros de clase. En este sentido, la comunicación y confianza con los alumnos y sus padres es fundamental y muchas veces puede servir de gran ayuda para resolver ese problema que angustia al niño o niña y que le impide concentrarse debidamente en clase.

La falta de atención en clase no es solo uno de los grandes obstáculos y una de las mayores frustraciones a las que debes enfrentarte como docente, sino también uno de los principales motivos del bajo rendimiento y el fracaso escolar del alumnado. Ser capaz de motivar, despertar la curiosidad e interesar a los estudiantes es el primer paso para que el proceso de aprendizaje se desarrolle de forma satisfactoria.

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