miércoles, 30 de septiembre de 2020
Gestión y Administración de PyMES
TIPS PARA PRESENTAR UN EXAMEN
¿Qué hacer antes de un examen?
Técnicas de estudio
Las técnicas de estudio configuran
una metodología guiada que ayuda a aprender a estudiar, a conocer las pautas
que se tienen que seguir en el proceso de estudio y a desarrollarlo utilizando
técnicas concretas como la lectura, hacer resúmenes, utilizar esquemas o mapas
conceptuales.
Es importante que conozcas todos los métodos de estudio posibles para poder elegir el que más se ajuste a tus hábitos y capacidades. De este modo, personalizaras tu manera de estudiar. Si tienes facilidad para sintetizar, el resumen te puede resultar ventajoso, si por el contrario tienes memoria visual y captas la información gráfica, el esquema es la técnica indicada para ti.
Principales técnicas de estudio
Lectura y subrayado
La lectura es el primer contacto con el temario. Esta debe
hacerse tranquilamente, comprendiendo aquello que se lee, y posteriormente,
subrayando los conceptos más destacados. Es aconsejable realizar una primera
lectura de aproximación, y después, una segunda lectura en la cual subrayar
todos los conceptos clave. El subrayado tiene que ser únicamente de los
aspectos relevantes del texto. No debes subrayarlo todo, solo aquellas palabras
o frases más importantes.
Resumen
El resumen de los temas implica destacar las ideas
principales del texto leído, sin hacer copias exactas de las frases, sino
intentando decir lo mismo, pero con las propias palabras. Es importante que sea
un escrito fiable para poder seguir estudiando a través de él, incluyendo las
palabras clave a recordar del texto principal. Resumir es una técnica que te
asegura la comprensión del temario y que luego utilizarás en el examen para
contestar con más certeza. La presentación del resumen debe ser buena, con
letra clara, ya que te ayude a estudiar mejor el contenido. Puedes añadir
colores para remarcar las ideas principales, y, sobre todo, numera las hojas de
papel para que siempre estén ordenadas.
miércoles, 23 de septiembre de 2020
Gestión y Administración de PyMES
TIPS PARA PRESENTAR UN EXAMEN
¿Qué hacer antes de un examen?
El día antes de un examen es recomendable repasar, pero no estudiar todo el día. Es un día para descansar y aprovechar parar asegurar algún contenido.
También puedes preparar todos los materiales que necesitarás para el día siguiente: bolígrafo, lápiz, herramientas de dibujo, calculadora o una botella de agua, por ejemplo.
Duerme las horas suficientes para estar descansado al día siguiente, eso hará que la presión y el esfuerzo mental que necesitas para pensar y contestarlo todo bien, lo tengas gracias a la energía que habrás acumulado.
El día del examen, levántate temprano, desayuna bien y llega con tiempo al examen. Recuerda coger todos los materiales necesarios para poder hacer el examen: identificación personal, material para escribir, etc.
Antes de entrar al examen, hay personas que necesitan mirar los esquemas. Si este es tu caso, puedes hacerlo, pero es bueno que te reserves unos minutos para relajarte y prepararte mentalmente. Es decir, guardar los apuntes, respirar con tranquilidad, y, sobre todo, trabajar tu confianza. Se trata de empezar a concentrarte para el examen.
Una vez delante del examen, no te
precipites en contestar. Es preferible que leas bien todas las preguntas, una
detrás de otra, y pienses bien cuáles son las preguntas que tardarás más en
contestar y en cuales necesitarás menos tiempo. Es importante que organices
bien el tiempo para asegurarte de poder responder a todas las preguntas del
examen.
Una vez identificadas aquellas más
dudosas, distribuye el orden en que vas a contestar las preguntas. Antes de
contestar cada una, es preferible que hagas un esquema previo de la respuesta,
como los que se han hecho durante el estudio, con la finalidad de identificar
todo lo que se puede decir sobre ese tema. Realizar el esquema previo no debe
ocuparte más de 5 minutos, se trata de algo muy breve, simplemente para
destacar ideas, relacionarlas, seguir un guion al escribir y no dejarte
detalles.
Cada vez que vayas a contestar,
haz el mismo procedimiento, primero haz un esquema sobre el tema a tratar y
segundo empieza a responder por orden y con coherencia. Responde lo que te
piden, el profesorado no evaluará mejor un examen porqué haya mucha
información, lo evaluará positivamente cuando la respuesta conteste a la
pregunta.
Si es necesario lee las preguntas
varias veces para asegurarte que lo has entendido bien. Muchas veces se leen
las preguntas de forma rápida y puede prestar a confusión, de modo que es bueno
leerlas hasta que se entienda bien qué se pide en la pregunta y cuál sería la
respuesta correcta. Si tienes dudas sobre algún enunciado, puedes preguntar al
profesorado para que te aclare qué es lo que se pregunta.
Además de contestar bien las
preguntas, cuida la presentación, se ordenado, claro y escribe sin faltas de ortografía.
El profesorado valora que respondas bien a la pregunta, pero también los
aspectos formales de presentación.
viernes, 18 de septiembre de 2020
Técnica Promodoro
Técnica Promodoro
¿Has oído alguna vez hablar de la
Técnica Pomodoro? Efectivamente, tiene que ver con el tomate, pero no se trata
de una receta para una salsa, ni de una fórmula para conseguir que salgan más
tiernos y jugosos, así que ya puedes ir guardando los cuchillos.
La Técnica Pomodoro es un método
de gestión del tiempo que puede ayudar a que tu productividad sea mayor.
Veamos qué es y cómo puede ayudarte. Toma nota de esta receta.
La Técnica Pomodoro fue desarrollada
por Francesco Cirillo a finales de la década de los 80, y es un sistema que
busca mejorar la administración del tiempo a través de su división en
fragmentos. Toma su nombre de la forma de tomate -“pomodoro” en italiano- del
reloj de cocina clásico que utilizó Cirillo para desarrollarla.
En concreto, el método divide el
tiempo en periodos de 25 minutos -denominados pomodoros- separados por
pausas dedicadas al descanso. La idea sobre la que se fundamenta la Técnica
Pomodoro es que las pausas frecuentes serían capaces de mejorar la agilidad
mental. Aplicada al trabajo, la técnica podría contribuir a una mejora en la
productividad. Otro objetivo fundamental del método reside en su capacidad para
disminuir las interrupciones.
La técnica estaría formada por cinco
etapas: planeamiento, anotación, registro, proceso y visualización.
Al inicio, en las etapas de planeamiento
y anotación se elabora una lista con las tareas que se deben completar en un
periodo de tiempo, habitualmente un día. Cuando se completan los distintos
pomodoros, estos se registran, lo que permite analizar cómo se lleva a cabo el
trabajo y tomar medidas para mejorarlo.
De un modo práctico, podríamos decir
que la técnica funcionaría en cinco pasos:
1. Se decide la tarea que se va a
realizar.
2. Se programa el pomodoro
(generalmente un reloj con alarma) a un lapso de 25 minutos.
3. Se trabaja -y esto es importante-
de forma concentrada e intensiva hasta que suena la alarma. Cuando
suena, se marca una X, que representa que se ha cumplido con un pomodoro.
4. Se descansa durante 5 minutos
(tomar un café, darse un breve paseo, pensar en la pesca de la trucha marina…
cualquier cosa sirve, excepto trabajar).
5. Se inicia de nuevo el proceso.
Cuando se alcanzan los cuatro pomodoros, se toma un descanso más prolongado, de
20 o 30 minutos.
El creador de la técnica considera
importante la utilización de determinados elementos; por ejemplo, sostiene que
es ideal utilizar un reloj como los mecánicos utilizados en la cocina, ya
que el acto de girar el dial del reloj representa el compromiso físico de
iniciar y llevar a cabo la tarea. De igual forma, el tic-tac del reloj y el
timbre de la alarma reforzarían el proceso de condicionamiento. No obstante,
algunas personas podrían obtener mejores resultados utilizando algunas de las
numerosas herramientas (cronómetros, apps, etc.) creadas para facilitar la
técnica.
La Técnica Pomodoro -como casi
cualquier otra- también tiene sus detractores. A algunas personas les
parece demasiado exigente. Otras afirman que podría desanimar el trabajo en
equipo. Ante dichas críticas han surgido soluciones como el “pomodoro a pares”,
esto es, aplicando la técnica entre dos personas que compartirían un mismo
objetivo, lo que mejoraría la calidad y creatividad, así como el sentimiento de
trabajo en equipo. Como en tantas y tantas cosas, cada persona tendrá su
opinión en función de los resultados obtenidos.
La técnica es utilizada habitualmente
por todo tipo de colectivos: programadores, escritores, creativos, estudiantes…
Otra crítica que ha recibido la técnica es que dividir los periodos en 25
minutos es demasiado estricto y poco flexible; fraccionar las tareas en un
periodo de tiempo uniforme sería demasiado complicado. No obstante, como cualquier
otra técnica, es adaptable a las personas. El periodo de 25 minutos puede
ser demasiado largo o demasiado corto según cuál sea tu capacidad de resistencia
o cuáles sean las tareas que tengas que realizar, por lo que tal vez te resulte
más útil probar con lapsos de 10 o 30 minutos. O puede que la diferencia la
marquen los tiempos de descanso; puedes probar diferentes pausas, según tus
necesidades.
Además de su capacidad para
intensificar y estructurar el trabajo y evitar interrupciones, la Técnica Pomodoro
contribuye a “gamificar” el trabajo -hacerlo más parecido a un
juego-, lo que lo podría hacerlo más llevadero. Por ejemplo, el cumplimiento de
un pomodoro se equipararía a un objetivo cumplido, lo que podría generar
satisfacción. De igual forma, los descansos podrían ser vistos como una
recompensa por el objetivo cumplido.
Ponerla en práctica no es fácil. No
tanto por su mecanismo, que es muy sencillo, sino porque supone romper con
nuestros hábitos, establecidos durante años. Necesitarás un tiempo para
acomodarte. Adaptarla a tus necesidades facilitará que te acostumbres a
ella. Para ello, encontrarás diversas formas, en función de tus
preferencias.
Algunas personas, por ejemplo,
sugieren utilizar plazos de trabajo más largos al principio de la
jornada y reducirlos conforme avanza el día. Otras sugieren no utilizarla
para realizar tareas poco relevantes, y reservarla para trabajos de mayor
importancia. Otras no “programan” pomodoros durante toda su jornada laboral,
sino que los utilizan a lo largo del día en mayor o menor número según
cómo sea la actividad de la jornada.
Inicio » Cómo Ser Más Productivo
con la Técnica Pomodoro
¡Bienvenido y enhorabuena!
Acabas de entrar en el artículo más
completo y claro en habla hispana para aprender la teoría y práctica
del Método Pomodoro. Tienes el artículo resumido en vídeo y una
secuencia de tiempos para que lo practiques en cuanto estés preparado. ¡Espero
que te sirva!
¿Qué finalidad tiene esta técnica?
La idea es ayudar a acabar con éxito,
eficiencia y concentración todo tipo de tareas de estudio, creación, lecturas
y/o trabajos más mecánicos ya sea en oficinas o espacios creativos.
Algunas críticas a este método.
Como cualquier iniciativa que
pretende solucionar problemas de productividad y desarrollo personal en las
personas, tiene detractores.
Los periodos de tiempo no son afines
a cualquiera. Si bien es cierto que si consigues ser disciplinado al principio
te puedes adaptar muy bien, no a todo el mundo le gustará pasarse tan
poco o tanto tiempo trabajando.
Por otro lado es sabido que no
conviene pasar mucho tiempo sentado, la naturaleza activa del hombre es totalmente
diferente. Por ello, 25 minutos, 30 o un tiempo aproximado debería ser
el ideal antes de un descanso.
Tener que marcar tus pomodoros te
obliga a tener una “tarea” más, y algunas personas pueden ver esto, como hacer
más compleja la tarea.
Para el trabajo en equipo se
dificulta y lia más. Está bien definir en equipo como segmentar el trabajo,
pero uso del método está diseñado para trabajar de forma individual.
Planeación didáctica
Planeación didáctica
En todo curso académico es
fundamental que el docente piense, antes de que empiecen las clases, cómo va a
ser el transcurso del mismo. Deberá pensar en los objetivos a alcanzar, las
estrategias y contenidos a impartir, el método de evaluación, entre otros
aspectos.
Todo esto se tiene en cuenta
durante la planeación didáctica, el proceso en el que se va
elaborando el programa docente y se predice, de forma más o menos certera, cómo
irá progresando el curso. A continuación, veremos más a fondo qué es y cómo se
elabora.
¿Qué es la planeación didáctica?
La planeación didáctica, o
programación docente, es el proceso en el que el docente toma una serie
de decisiones con respecto a los contenidos educativos que tiene que impartir, transformándolos
en actividades concretas y específicas, para de esta forma poder
asentar el conocimiento entre sus alumnos.
Durante la planeación didáctica, se
elabora un programa en el que se pretende incorporar todos los conocimientos
que se quieren mirar. También se tiene en cuenta los objetivos, las
características del alumnado y los contenidos que ya se hayan visto en
formaciones anteriores. En base a esto, durante este proceso se
describen, de forma clara y específica, todas las actividades que se verán a lo
largo del curso, además de indicar qué estrategias se van a seguir para
lograr los objetivos y la forma en cómo se evaluará el progreso.
Aunque estos programas se pretenden
aplicar en su forma original y total a lo largo del curso académico, no son
programas cerrados. Es decir, en función de cómo vaya transcurriendo el
curso, se pueden incorporar nuevos contenidos a lo largo del mismo. Esto es
debido a que pueden suceder cosas que cambien el contexto y la realidad
particular, aspectos que no se pueden dejar pasar.
Características fundamentales
Las planeaciones didácticas deben
cumplir con unas cuantas características fundamentales para que puedan ser
eficaces, adaptables a cómo se va desarrollando el aprendizaje a lo largo del
curso académico y útiles tanto para el profesorado como su alumnado.
Lo primero de estos recursos es
que deben quedar por escrito, sean en papel o en formato digital.
En el documento se colocarán las estrategias y objetivos a alcanzar de forma
estructurada, detallando todo lo que sea necesario y haciéndolo lo más claro y
conciso posible. Estas estrategias no deben ignorar el marco de formación de la
institución con la que se trabaja, es decir, qué contenidos estándar quiere el
centro que asimilen los alumnos.
Estos objetivos y estrategias no se
pueden decidir de forma individual. El profesor debe acudir a otros profesores
que hayan impartido la misma materia en otros cursos, para preguntarles cómo
han enfocado un determinado contenido o qué estrategia usaron por aquel
entonces y cómo les fue. También se les preguntará si consideran oportuno la
enseñanza de tales contenidos, o si consideran que hay otras alternativas
mejores.
La planeación didáctica debe ser
flexible, dado que a
lo largo del curso pueden suceder eventos que obliguen cambiar parte del
temario, o acortar la duración de los temas y adelantar exámenes. Igualmente,
el programa planteado debe ser realista tanto en objetivos como en estrategias,
y que se conciba su aplicación como algo viable.
Partes fundamentales
La planeación didáctica busca
responder varias preguntas con respecto a cómo los alumnos van a aprender.
Entre estas preguntas tenemos:
- ¿Qué competencias se quiere que los alumnos adquieran?
- ¿Qué se debe hacer para conseguir que las adquieran?
- ¿Cómo se deben planear? ¿qué actividades hacer?
- ¿Cómo evaluar si las actividades planteadas han cumplido
los fines?
En base a todo esto, en toda
planeación didáctica deben, haber los siguientes elementos bien especificados:
1. Objetivos y contenidos
Los objetivos son los logros que se
han planificado alcanzar al final del proceso educativo. En otras palabras, lo
que se quiere que el alumnado haya aprendido por medio de experiencias
de enseñanza y aprendizaje, las cuales fueron previamente planificadas.
Estos objetivos deben quedar bien
constatados en el programa por escrito, redactados en infinitivo y ser lo más
específicos y concretos posible. Por ejemplo, si estamos redactando la
planeación didáctica de la asignatura de biología de segundo de bachillerato,
un ejemplo de un objetivo del plan docente sería:
“Aprender el funcionamiento de las
células, los orgánulos que las componen y sus funciones, extendiendo este
conocimiento al aprendizaje de las fases de los procesos mitótico y meiótico.”
Los contenidos son el conjunto de
conceptos, procedimientos, destrezas, habilidades y actitudes que servirán para
lograr alcanzar los objetivos propuestos. Un ejemplo de contenido relacionado
con el objetivo anterior sería “Función y reproducción celular”.
2. Tareas y actividades
Las actividades didácticas son la
parte práctica del curso académico. Son aquellas acciones que se
planifican con el fin de que los estudiantes asienten los conocimientos
impartidos en el aula.
3. Evaluación del aprendizaje
Por último, tenemos la evaluación del
aprendizaje. Es fundamental diseñar las herramientas de evaluación para
medir hasta qué punto el alumnado ha logrado asimilar los conocimientos que
se han visto en clase. Se debe describir qué se va a evaluar, come se va a
evaluar y en qué momento.
Sin embargo, la aplicación de la
evaluación no únicamente pretende determinar qué alumnos han aprendido y
quienes no, sino también medir si realmente el programa elaborado y aplicado
hasta el momento ha servido de algo.
Pasos para elaborar la planeación
didáctica
Teniendo en cuenta los elementos que
debe tener toda planeación didáctica, ahora pasamos a los pasos imprescindibles
para poder desarrollarla adecuadamente.
1. Establecer de los contenidos a
impartir
Este es el primer punto por el que se
debe empezar en la planeación didáctica. Establecer los contenidos a impartir
de forma concienzuda es la forma de asegurarse de que se van a dar
materiales capaces de informar al alumnado, además de prepararlos para que
puedan tomar sus propias decisiones o sean más independientes en futuros
cursos.
Estos contenidos seguirán tres fases.
En la primera se enfocará el aprendizaje en conceptos y teorías, es decir de
manera conceptual. Posteriormente, se orientará al aprendizaje en la
forma de saber hacer. Finalmente, se incidirá en hacer que el alumnado sepa
aprender a ser.
Para entenderlo mejor, pondremos el
caso de la asignatura de matemáticas de cuarto de secundaria, en donde se
quiere enseñar la trigonometría:
El primer punto por el que se
empezará será el conceptual, esto es, definir qué es la trigonometría, qué son
los conceptos del seno, el coseno y la tangente y sus fórmulas matemáticas. Una
vez vista esta parte, se pasará a la procedimental, haciendo que el alumnado
resuelva problemas matemáticos en los que se tengan que usar las reglas
trigonométricas.
Finalmente, ya sea en el examen o en
posteriores cursos de matemáticas, al haber asimilado estas reglas
trigonométricas, los alumnos serán capaces de usarlas en todo tipo de problema
aritmético en el que se tenga que calcular, por ejemplo, alturas en base al
grado de inclinación de la sombra que proyecta el objeto.
2. Investigar las necesidades del
alumnado
Decidir qué contenido se va a
impartir no tiene mucho sentido si no se tienen en cuenta las necesidades del
alumnado. Es posible que estos mismos alumnos hayan tenido problemas
anteriormente a la hora de aprender conocimientos que suponemos que ya deberían
tener bien asimilados. Si no se conoce lo anterior, es difícil que puedan
aprender lo nuevo correctamente.
Es por este motivo que es muy
necesario que el docente investigue sobre lo que considera oportuno enseñar al
alumnado, sobre aquello que realmente vale la pena que adquieran. No únicamente
basta con saber lo que han dado y lo que no han dado en años anteriores, además
de saber si hay conocimientos de años anteriores que se deberían repasar.
También se debe conocer los anhelos
de los estudiantes, qué les gustaría aprender, qué objetivos tienen en la vida si se trata de cursos
muy avanzados, como finales de educación secundaria o educación superior.
Por ejemplo, si somos profesores de
inglés en un lugar con mucho turismo y sabemos que gran parte de nuestros
estudiantes quieren dedicarse a este sector, será fundamental incorporar en el
temario un tema de inglés con frases y vocabulario relacionado con el mundo de
la hostelería, bares, tiendas...
3. Definir metas y objetivo final de
las clases
Se establecerán las metas y el
objetivo final de las clases. Es muy importante que se tenga en cuenta
el tiempo en el que se cree que se van a lograr cumplir y, a medida
que se vaya llevando a cabo la planeación didáctica, ver si se está en sintonía
con ellas.
4. Hacerla flexible
No siempre se podrá cumplir con la
planeación didáctica, dado que puede ocurrir todo tipo de imprevistos durante
el transcurso del curso. Es por este motivo que es muy importante que
la metodología esté preparada para alteraciones, siendo lo ideal dejar
espacios entre contenido y contenido para poder incluir nuevos contenidos en
caso de que sea necesario, o reformular objetivos y metas.
También puede ser necesario hacer
cambios porque así lo solicita el alumnado. En la medida que sus críticas sean justas y
fundamentadas, el docente debe estar preparado para poder incorporar cambios en
el programa, adecuados a estas demandas y que no supongan un alejamiento
demasiado exagerado de los objetivos iniciales.
Por poner un ejemplo, seguramente, en
las asignaturas de biología de todos los institutos la pandemia del COVID-19 ha
obligado a cambiar parte del temario, básicamente por dos motivos. El primero,
al ser un virus con tanta importancia, no se puede perder la oportunidad de
explicarlo en el aula, concienciando al alumnado de los riesgos que este
implica para la salud. El segundo tiene que ver con el hecho de que se ha
tenido que pasar de clases presenciales a online, algo que implica tener que
cambiar la metodología de evaluación.
5. La evaluación
Son diferentes las formas con las que
se puede evaluar al alumnado, todas ellas dependientes de la materia que se esté
impartiendo o del contenido que se haya visto. Durante la planeación didáctica,
y amodo provisional, se establecerá las fechas de evaluación, ya sean exámenes
o entregas de trabajos importantes, o también actividades alternativas en
función de la situación.
Características de la planeación
didáctica
Las planeaciones didácticas deben
tener una serie de características para que puedan cumplir con sus objetivos:
-Deben estar por escrito y deben
presentarse de forma estructurada los objetivos y las técnicas para llevarlos a
cabo.
-Deben partir siempre del programa o
marco formativo institucional.
-Se debe hacer de forma coordinada
con los demás docentes, de modo que reduzca la incertidumbre al saber todos
hacia qué se trabaja y cómo se llegará.
-Es un instrumento que debe ser
flexible, ya que no todo se puede prever, y debe estar abierta a cualquier
mejora que se pueda realizar.
-Debe adecuarse al contexto
específico, por lo que debe personalizarse según la realidad actual.
RÚBRICAS
RÚBRICAS
¿QUÉ ES UNA RÚBRICA DE EVALUACIÓN?
Es un cuadro de doble entrada, que se
integra por tres elementos primordiales:
a) Indicadores: aspectos
centrales de aquello que interesa lograr y valorar.
b) Niveles de logro: por
ejemplo; excelente, muy bien, bien, regular.
24 noviembre, 2019 27 comentarios
Todo sobre rúbricas: qué son, cómo
elaborarlas y ejemplos editables
Contar con instrumentos y
herramientas adecuadas para evaluar a los alumnos es esencial en la labor de
los docentes, dentro de la gran variedad de opciones que existen, las
rúbricas son uno de los instrumentos de evaluación más completos que podemos
usar para valorar el nivel de logro de los aprendizajes de los estudiantes. En
este artículo te diremos qué son las rúbricas de evaluación, la diferencia
entre rúbricas globales y analíticas, cómo elaborarlas y además podrás
descargar ejemplos de ellas.
¿QUÉ ES UNA RÚBRICA DE EVALUACIÓN?
Es un cuadro de doble entrada, que se
integra por tres elementos primordiales:
a) Indicadores: aspectos
centrales de aquello que interesa lograr y valorar.
b) Niveles de logro: por
ejemplo; excelente, muy bien, bien, regular.
c) Descriptores de logro
(sólo para las rúbricas analíticas): progresión desde los niveles
inferiores a los superiores o viceversa.
¿PARA QUÉ SIRVEN LAS RÚBRICAS DE
EVALUACIÓN?
- La rúbrica permite hacer explícitos, tanto para los
alumnos como para los docentes, las expectativas (resultados esperados),
los criterios (indicadores) del desempeño o de productos a evaluar y los
distintos niveles de calidad o logro en ellos.
- Sirve también de guía para evaluar, calificar y/o
retroalimentar el desempeño de los estudiantes y las estrategias de
enseñanza de los docentes.
- Es útil como herramienta de autoevaluación, ya que ayuda
a los estudiantes a tener mayor control sobre sus procesos de aprendizaje.
RÚBRICAS GLOBALES Y ANALÍTICAS
Existen dos tipos de rúbricas, las
globales y las analíticas, a continuación, te describimos cada una de
ellas:
Rúbricas globlales: Las rúbricas globales o también
conocidas como holísticas, hacen una valoración integrada del desempeño del
alumno, sin precisar los componentes del proceso o temática evaluada. Se
emplean cuando se necesita realizar una evaluación más general.
Rúbricas analíticas: Las rúbricas analíticas se
emplean para evaluar las partes del desempeño de los alumnos, desglosando sus
componentes para obtener una calificación total. Puede utilizarse para
determinar de forma más específica el estado del desempeño, identificar
fortalezas, debilidades, y para permitir que los estudiantes conozcan lo que
requieren para mejorar.
¿CÓMO SE ELABORA UNA RÚBRICA
ANALÍTICA?
Aquí te explicamos a detalle cómo se
elaboran las rúbricas analíticas y te mostramos un ejemplo:
- Los indicadores se colocan en la primera columna.
- Los niveles de logro en la primera fila.
- Finalmente, en el cruce de ambas se ubican los
descriptores de logro que dan cuenta del nivel alcanzado por los
estudiantes, cada descriptor de logro debe ser muy preciso en cuanto a las
formas en que se manifiesta (observa) en cada uno de los niveles.
¿CÓMO SE ELABORA UNA RÚBRICA GLOBAL?
Aquí te explicamos a detalle cómo
elaborar una rúbrica global y te mostramos un ejemplo:
En las rúbricas globales no existe un
formato como tal, aunque se podría estructurar de la siguiente manera:
- Los niveles de logro en la primera columna.
- Los indicadores o criterios en las filas.
RECOMENDACIONES PARA DISEÑAR RÚBRICAS
DE EVALUACIÓN
Para diseñar una rúbrica, ya sea
global o analítica se recomienda:
1. Delimitar los objetivos de
la evaluación: Identificar y hacer explícito el objetivo de
evaluación que se persigue con este instrumento. Identificar las acciones,
tareas, comportamientos, habilidades o actitudes que se desean evaluar.
2. Definir los indicadores a
evaluar: Los indicadores deberán centrarse en los aspectos
fundamentales del aprendizaje esperado, desempeño o producto.
3. Definir los niveles de
logro: Establecer los niveles con los que se evaluarán los
indicadores, deben ser graduales considerando desde un nivel “mínimo” hasta un
nivel “óptimo”: Se recomienda utilizar hasta cuatro niveles, sin embargo, la
cantidad y la forma de denominarlos depende de cada docente.
Ejemplos de niveles de logro en una
rúbrica:
-En proceso / Aceptable / Logrado /
Sobresaliente
-Participante / Aprendiz / Habilidoso
/ Experto
-En desarrollo / Competente /
Ejemplar
4. Establecer los
descriptores de logro (cruces entre los indicadores a evaluar y los
niveles de logro): Los descriptores deben ser claros. Todos los niveles de
logro deberán mantener coherencia con el indicador que representan y estar
claramente diferenciados o graduados. Deben ser fácilmente observables y redactarse
en forma descriptiva, sin juicios de valor.
5. Socializar el instrumento: Su
diseño puede ser individual o colectivo. Se recomienda que esté abierto al
diálogo y a la revisión con los alumnos y otros docentes, con la intención de
identificar si es clara y comprensible.
¿CÓMO APLICAR LAS RÚBRICAS DE
EVALUACIÓN?
Te compartimos unos consejos acerca
de cómo emplear las rúbricas de evaluación antes, durante y después de impartir
un tema, proyecto o unidad didáctica:
-Compartir la rúbrica con los
estudiantes para que conozcan el desempeño o las características del producto
esperados.
24 noviembre, 2019 27 comentarios
Todo sobre rúbricas: qué son, cómo
elaborarlas y ejemplos editables
Contar con instrumentos y
herramientas adecuadas para evaluar a los alumnos es esencial en la labor de
los docentes, dentro de la gran variedad de opciones que existen, las
rúbricas son uno de los instrumentos de evaluación más completos que podemos
usar para valorar el nivel de logro de los aprendizajes de los estudiantes. En
este artículo te diremos qué son las rúbricas de evaluación, la diferencia
entre rúbricas globales y analíticas, cómo elaborarlas y además podrás
descargar ejemplos de ellas.
¿QUÉ ES UNA RÚBRICA DE EVALUACIÓN?
Es un cuadro de doble entrada, que se
integra por tres elementos primordiales:
a) Indicadores: aspectos
centrales de aquello que interesa lograr y valorar.
b) Niveles de logro: por
ejemplo excelente, muy bien, bien, regular.
c) Descriptores de logro
(sólo para las rúbricas analíticas): progresión desde los niveles
inferiores a los superiores o viceversa.
¿PARA QUÉ SIRVEN LAS RÚBRICAS DE
EVALUACIÓN?
- La rúbrica permite hacer explícitos, tanto para los
alumnos como para los docentes, las expectativas (resultados esperados),
los criterios (indicadores) del desempeño o de productos a evaluar y los
distintos niveles de calidad o logro en ellos.
- Sirve también de guía para evaluar, calificar y/o
retroalimentar el desempeño de los estudiantes y las estrategias de
enseñanza de los docentes.
- Es útil como herramienta de autoevaluación, ya que ayuda
a los estudiantes a tener mayor control sobre sus procesos de aprendizaje.
RÚBRICAS GLOBALES Y ANALÍTICAS
Existen dos tipos de rúbricas, las
globales y las analíticas, a continuación te describimos cada una de ellas:
Rúbricas globlales: Las rúbricas globales o también
conocidas como holísticas, hacen una valoración integrada del desempeño del
alumno, sin precisar los componentes del proceso o temática evaluada. Se
emplean cuando se necesita realizar una evaluación más general.
Rúbricas analíticas: Las rúbricas analíticas se
emplean para evaluar las partes del desempeño de los alumnos, desglosando sus
componentes para obtener una calificación total. Puede utilizarse para
determinar de forma más específica el estado del desempeño, identificar fortalezas,
debilidades, y para permitir que los estudiantes conozcan lo que requieren para
mejorar.
¿CÓMO SE ELABORA UNA RÚBRICA
ANALÍTICA?
Aquí te explicamos a detalle cómo se
elaboran las rúbricas analíticas y te mostramos un ejemplo:
- Los indicadores se colocan en la primera columna.
- Los niveles de logro en la primera fila.
- Finalmente en el cruce de ambas se ubican los
descriptores de logro que dan cuenta del nivel alcanzado por los
estudiantes, cada descriptor de logro debe ser muy preciso en cuanto a las
formas en que se manifiesta (observa) en cada uno de los niveles.
¿CÓMO SE ELABORA UNA RÚBRICA GLOBAL?
Aquí te explicamos a detalle cómo
elaborar una rúbrica global y te mostramos un ejemplo:
En las rúbricas globales no existe un
formato como tal, aunque se podría estructurar de la siguiente manera:
- Los niveles de logro en la primera columna.
- Los indicadores o criterios en las filas.
DIFERENCIAS ENTRE LAS RÚBRICAS
ANALÍTICAS Y GLOBALES
Como puedes apreciar en las imágenes,
existen ciertas diferencias entre las rúbricas analíticas y las globales, las
cuales se podría sintetizar así:
-Las rúbricas globales son útiles
para realizar una evaluación general sin entrar en detalles.
-Las rúbricas analíticas se emplean
cuando se desea realizar una evaluación más completa, ya que es más detallada y
específica.
RECOMENDACIONES PARA DISEÑAR RÚBRICAS
DE EVALUACIÓN
Para diseñar una rúbrica, ya sea
global o analítica se recomienda:
1. Delimitar los objetivos de
la evaluación: Identificar y hacer explícito el objetivo de
evaluación que se persigue con este instrumento. Identificar las acciones, tareas,
comportamientos, habilidades o actitudes que se desean evaluar.
2. Definir los indicadores a
evaluar: Los indicadores deberán centrarse en los aspectos
fundamentales del aprendizaje esperado, desempeño o producto.
3. Definir los niveles de logro: Establecer
los niveles con los que se evaluarán los indicadores, deben ser graduales
considerando desde un nivel “mínimo” hasta un nivel “óptimo”: Se recomienda
utilizar hasta cuatro niveles, sin embargo, la cantidad y la forma de
denominarlos depende de cada docente.
Ejemplos de niveles de logro en una
rúbrica:
-En proceso / Aceptable / Logrado /
Sobresaliente
-Participante / Aprendiz / Habilidoso
/ Experto
-En desarrollo / Competente /
Ejemplar
4. Establecer los
descriptores de logro (cruces entre los indicadores a evaluar y los
niveles de logro): Los descriptores deben ser claros. Todos los niveles de
logro deberán mantener coherencia con el indicador que representan y estar claramente
diferenciados o graduados. Deben ser fácilmente observables y redactarse en
forma descriptiva, sin juicios de valor.
5. Socializar el instrumento: Su
diseño puede ser individual o colectivo. Se recomienda que esté abierto al
diálogo y a la revisión con los alumnos y otros docentes, con la intención de
identificar si es clara y comprensible.
¿CÓMO APLICAR LAS RÚBRICAS DE
EVALUACIÓN?
Te compartimos unos consejos acerca
de cómo emplear las rúbricas de evaluación antes, durante y después de impartir
un tema, proyecto o unidad didáctica:
-Compartir la rúbrica con los estudiantes
para que conozcan el desempeño o las características del producto esperados.
-Durante el desarrollo de las
actividades, permitir al estudiante orientar su proceso al establecer, a través
de los descriptores, las características del producto o desempeño que se les ha
solicitado realizar.
-Como auto y coevaluación se puede
utilizar como herramienta de devolución para que los estudiantes, junto con el
docente, puedan analizar y discutir sus propios trabajos o los de sus
compañeros a través de las descripciones que ofrece el instrumento.
Ejemplos descargables de rúbricas
A continuación, te compartimos un
enlace para que puedas descargar 10 ejemplos de rúbricas analíticas editables
para que te puedas guiar al diseñar las que necesitas en tu labor diaria.
Conclusiones
Las rúbricas de evaluación nos
permiten identificar los avances, así como los aspectos que se necesitan
reforzar, tanto en los aprendizajes de los alumnos, como en los procesos de
enseñanza empleados por el docente, por lo que su implementación va acorde con
el enfoque de la evaluación formativa. Así mismo, su diseño se puede adaptar
para implementarla como instrumento de evaluación en diferentes niveles, por lo
que es una herramienta indispensable para todos los docentes.
Estudiar y trabajar Tips
Estudiar y trabajar Tips
Estudiar y trabajar al mismo tiempo
es, hoy en día, algo complicado de hacer, pero no imposible. En
España tenemos el porcentaje más bajo de jóvenes que compaginan ambas
actividades de entre todos los países desarrollados. Esto se debe mayormente al
paro juvenil que actualmente acecha al 40,5% de los jóvenes y
a que la mayoría de empleos y estudios que actualmente se ofertan no animan
a compaginar.
Pero que esto no te desanime, ya sea
porque quieres hacerte con unos ahorros o para costearte los estudios o la
manutención, aquí te contaremos los 7 consejos para estudiar y trabajar
al mismo tiempo y no morir en el intento.
Trabajar y estudiar al mismo
tiempo es posible. Sigue estos tips:
1. Mantén un orden.
Si no tienes la costumbre de organizar tus
días en agendas, tendrás que ponerte a ello. Es tremendamente importante, sobre
todo tratándose de estudiar y trabajar al mismo tiempo, que mantengas un orden
y una organización para todo.
Organiza tus días por horas, establece
tiempos para cada actividad e intenta cumplirlos lo máximo posible
(sin que eso afecte a tu eficacia o aprendizaje). Por ejemplo, los sábados y
domingos, si los tienes libres, organízalos al máximo para poder hacer todo lo
que no has podido hacer el resto de la semana, como limpiar la casa, cocinar
algo (y que sobre para poder llevártelo) o hacer la colada.
Si no eres un fanático de las
libretas y agendas, no temas, actualmente hay cientos de aplicaciones que
nos permiten organizar nuestros días, poner alarmas, recordatorios, clasificar
actividades por categorías o colores y fijar prioridades. Busca la que más se
adapte a ti.
2. Reserva tiempo para ti mismo.
Trabajar y estudiar al mismo tiempo
no significa que no puedas dedicarte algo de tiempo para ti mismo de vez en
cuando. Es importante no abandonar hobbies ni dejar de quedar
con amigos o familiares. Descansar y marcar los tiempos adecuados en tu
agenda también es aprender a estudiar.
Una vez a la semana puedes reservar
algo de tiempo para tocar la guitarra, ver tu serie favorita o ir
a visitar un museo. En verdad esto es importante, ya que ayuda a desconectar y
a no sucumbir tan fácilmente al estrés.
3. Reduce tiempos.
Intentar optimizar el tiempo al
máximo posible es imprescindible. Muchas veces nos recreamos demasiado en
algunas actividades diarias que quizá no merezcan tanto tiempo como
les dedicamos. Por eso hay que pensar en qué actividades se nos eternizan
y acortar tiempos.
Por ejemplo, en vez de tomar un baño
tomarse una ducha, acortar las siestas o dedicar menos tiempo a ver la tele.
Hoy en día Internet puede ayudarnos a ahorrar mucho tiempo, por ejemplo, no
tenemos por qué ir a hacer las compras al mercado o a un centro comercial, por
Internet podemos pedir que nos traigan la compra a casa o comprar por Internet ropa
o cualquier cosa que necesitemos. Te proponemos que elabores una lista
de cosas en las que tendrás que reducir tiempos si quieres trabajar y estudiar
al mismo tiempo. Una vez la tengas elaborada, podrás ir estableciendo tus
metas.
4. Sé realista.
No te fuerces más de la cuenta si no
puedes. Ante todo está nuestra salud, y si ves que no vas a poder
compaginar ambas cosas, es mejor bajar el listón o ser flexibles con
nosotros mismos. Buscar trabajos que nos exijan menor estrés o repetir
algún año son cosas que pueden ocurrir y que no pasa nada porque pasen.
Trabajar y estudiar al mismo tiempo implica vivir demasiado rápido, pero no
necesariamente invadido por el estrés laboral.
Debes analizarte a ti mismo antes
de comenzar nada, ser realista respecto a la cantidad de estrés a la que
estarás expuesto y valorar qué te conviene más.
5. Establece unas metas.
Dejar todo al porvenir no es una
buena idea como norma general, pero cuando se trata de compaginar estudios
y trabajo esto pasa a ser algo casi prohibido.
Si nos establecemos unos objetivos
concretos nos será más fácil conseguirlos, y si encima apuntamos estos
objetivos en una lista para ir tachándolos según los logramos nos motivaremos
más.
6. Rodéate de amigos.
Tanto en el trabajo como en los estudios
es imprescindible rodearte de personas con las que te lleves
bien.
Muchas veces quizá no podamos acudir
un día a clase y necesitemos unos apuntes, o que en el trabajo tengamos que
cambiar nuestro turno de trabajo. Siempre es mejor recurrir a un colega o amigo
para este tipo de cosas, ya que estarán más dispuestos a hacernos el favor. Por
supuesto nosotros deberemos ser recíprocos en ello y devolver
el favor tarde o temprano. No hay que abusar de la amabilidad de las personas.
7. Informa a todos de que compaginas
ambas actividades.